21 diciembre, 2024

Médicos del hospital Jackson Memorial de Miami (EE.UU.) debieron enfrentar un dilema ético, cuando a sus dependencias llegó un hombre de 70 años, inconsciente, con un elevado nivel de alcohol en la sangre y al borde de la muerte.  Y aunque lo más razonable era reanimarlo de inmediato, una petición grabada en el pecho del paciente puso a los médicos en una complicada situación. El sujeto tenía un tatuaje en su torso que decía «No me resuciten» (Do not resuscitate) junto a su firma.

El hombre estaba agonizando y su historia clínica indicaba que tenía una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cardiopatía por fibrilación auricular y diabetes, indicó la revista médica.

Para zanjar el dilema al que se enfrentaban, los doctores intentaron que el paciente recuperara la conciencia para hablar con él, pero fue en vano. «No conseguimos encontrar a ningún familiar ni a ninguna persona allegada; no teníamos modo de saber cuánto tiempo hacía que se había hecho el tatuaje», aseguró un médico.

En un principio, el equipo médico decidió ignorar el tatuaje y administraron fluidos intravenosos para elevar la presión arterial del hombre. Pero al reflexionar sobre el mensaje que tenía grabado en su pecho, el comité ético del hospital recomendó no reanimarlo. Su estado empeoró y en pocas horas el hombre murió sin recuperar la conciencia.

Tomada ya la decisión, el equipo del hospital de Miami dio con un caso similar ocurrido en San Francisco en 2012. Un hombre de 59 años también tenía un tatuaje que decía «no resucitar». Sin embargo, los médicos pudieron hablar con él y este les explicó que sí quería ser salvado, y que el tatuaje se lo había hecho por una apuesta que perdió jugando pócker.

Afortunadamente, los trabajadores del Jackson Memorial de Miami hallaron un documento con las voluntades anticipadas del paciente de 70 años. El registro coincidía con la petición en su pecho, y aunque los doctores tomaron la decisión antes de encontrar el escrito, declararon sentirse «muy aliviados» por su resolución ante el complejo caso.

Claramente, los doctores tuvieron que tomar una decisión que literalmente tendría consecuencias de vida o muerte, ya que la frase generó dudas entre los médicos: ¿debían salvarle la vida o tenían que respetar su última voluntad?

Creo que, en una primera instancia, teniendo en cuenta el Código Ético de Medicina se debe atender al paciente y aplicar los métodos necesarios para mantenerlo con vida. El Código establece que se debe respetar el derecho del paciente competente a aceptar o rechazar un tratamiento. El hombre al estar agonizando no entra en esta categoría, por lo tanto, debía haberse procedido a animarlo inmediatamente.

Aunque quizás el código local modificaba al universal y tenía permitida esta acción ya que el hospital contaba con un propio comité ético. De todas formas, considero que fue una decisión muy arriesgada ya que actualmente los tatuajes suelen no tener un verdadero significado y se realizan mas bien por lo estético. Por suerte, se encontró el documento con la voluntad de este paciente que coincidía con lo dispuesto en el tatuaje. De lo contrario, las consecuencias hubiesen sido peores.

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