En las operaciones comerciales internacionales, ya sea de importación o exportación, actúan varias personas que están a cargo de cumplir distintas obligaciones y tener diversas responsabilidades, pero que no siempre sucede. Por ejemplo, un caso en octubre de 2018 (publicado en el diario “La Nación”) que trataba en la caída de una red de contrabando de aparatos tecnológicos (celulares, consolas de videojuegos, etc.) en las que involucraban a tres agentes aduaneros que permitían que estas mercaderías pudieran saltear los controles correspondientes en las aduanas. Acá, se puede ver que están incumpliendo con un código moral y ético (más allá de realizar delitos), es decir, que no están realizando su trabajo de forma correcta, ya que no respeta el Código de Ética del Centro de Despachantes de Aduana que habla de varios temas éticos, como el prestigio de la profesión, en no atentar contra la moral profesional, de respetar las disposiciones legales, cumpliéndolas y haciéndolas cumplir lealmente, etc. Estos actos pueden ser entendidos como libres ya que no aparece ningún obstáculo para cumplir la misma, como: la patología psicológica o psicosis, la ignorancia, el miedo o las pasiones.
Una fuente judicial en la noticia afirmó que: «Se sospecha que los aduaneros detenidos tenían como rol el de posibilitar que la banda pudiera sortear los controles para así poder ingresar de contrabando la mercadería». Acá encontramos un dilema moral, es decir, que los sujetos se encontraban en una situación conflictiva a nivel moral y con la Ética como objeto de estudio se puede analizar este conflicto, como la elección de una de dos decisiones que tenían, que era ser parte de este contrabando o no.
Las normas y los códigos profesionales deben ser respetados para poder tener una profesión correcta ya que es el objetivo de la misma. Poder desempeñarnos de la mejor manera, tratando de ayudar al que lo necesita, respetando al otro o al colega y poder cumplir nuestras metas con un óptimo servicio.