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Trabajando con el enemigo

El glifosato es el principio activo del herbicida Roundup (nombre comercial de Monsanto). Fue desarrollado para la eliminación de hierbas y de arbustos. Es un herbicida de amplio espectro, no selectivo y de acción sistémica, altamente efectivo para matar cualquier tipo de planta. En caso de propagación de Roundup sobre una planta, provoca la contaminación general del organismo, lo que provoca una necrosis de los tejidos vegetales, que la conducen a la muerte.

Tras más de 20 años expuestos al glifosato, se han detectado en personas, trabajadores agrícolas la existencia de infinidad de consecuencias para la salud  causadas por la presencia de este veneno en los alimentos, en el agua, en el aire.

Los efectos en humanos, incluyen irritaciones dérmicas y oculares, náuseas y mareos, edema pulmonar, descenso de la presión sanguínea, reacciones alérgicas, dolor abdominal, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómito, pérdida de conciencia, destrucción de glóbulos rojos, electrocardiogramas anormales y daño o falla renal.

Se  han comprobado y alertado al mundo de ello, que existen varias enfermedades que se relacionan directamente con la exposición al glifosato entre las que se encuentran:

Alzheimer

Autismo

Defectos de nacimiento

Cáncer

Celiaquía

Enfermedad renal crónica:

Depresión

Embarazos (abortos naturales, mortinatos)

Linfoma no Hodgkin:

Parkinson

Las evidencias permiten aseverar que la incidencia y severidad de diversos tipos de enfermedades, cáncer, malformaciones congénitas y trastornos neurológicos sería mucho menor si la población no estuviera expuesta a pesticidas a través de la dieta, el agua y el hábitat. Estos agroquímicos están presentes incluso en ciudades alejadas de los lugares donde se vierten directamente estos productos

 

Son frecuentes los accidentes laborales con agroquímicos en todo el mundo. Según un reciente estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud, de un total anual mundial de 250 millones de accidentes laborales, 335.000 fueron accidentes mortales. 170.000 de estas muertes ocurrieron en el sector agrícola, resultando en una tasa de accidentes mortales dos veces mayor que las de cualquier otra actividad.

Siendo habitual la exposición laboral a altas dosis de estas sustancias, debería protegerse en forma especial a los aplicadores del producto a los cultivos en lugar de seguir insistiendo las empresas productoras en su argumento respecto de la baja toxicidad del glifosato.

En la aplicación de cualquier tecnología, se puede reducir el riesgo durante la aplicación, son tantas las variables que se deben tener en cuenta que el uso seguro es muy poco probable de llevar a la práctica Los plaguicidas se aplican sin un conocimiento adecuado de su peligrosidad, de apuro, con personas realizando tareas en las inmediaciones. La venta de productos fraccionados, la escasa información existente, la inexistencia de elementos de protección personal, la inexistencia de capacitación efectiva de quienes los aplican, resultan a las claras la mejor evidencia de que las condiciones de uso recomendadas no son llevadas a la práctica.  En el caso de la dosificación es el momento en que el plaguicida se halla más cerca de quien realiza la aplicación; derrames, salpicaduras son “accidentes” cotidianos. Las tareas se hacen rápido a fin de no perder tiempo y ganar productividad. Las consecuencias son evidentes en el cuerpo de quien realiza las tareas; llagas en la piel, temblores, etc. También detectando el glifosato  en la sangre y la orina de los trabajadores agrícolas

El glifosato fue categorizado en el ‘Grupo 2A’, que significa «Probablemente cancerígeno para los seres humanos» El «Grupo 2A» es la segunda categoría en peligrosidad, sólo superada por «Grupo 1», donde se ubican, por ejemplo, las radiación ionizante. «Por la nueva clasificación, el glifosato es tan cancerígeno como el PCB (compuesto químico que se usaba en los transformadores eléctricos) y el formaldehído, ambos miembros del Grupo 2A en cuanto su capacidad de generar cáncer en humanos.

Se vincula la utilización y exposición de plaguicidas con la aparición de síntomas de intoxicación agudos y el desarrollo de enfermedades de tipo crónico. Prohibir estos productos más tóxicos, restringir el uso de los que poseen menos impacto y controlar todas las etapas desde la fabricación pasando por la comercialización, el uso, la seguridad hasta el desecho de envases de éstos tóxicos.