PROCESO INFLACIONARIO, DEVALUACIÓN Y SALARIOS.
Comencemos recordando la definición de devaluación, la cual es la disminución del valor de la moneda de un país. Ahora bien, ¿cuáles son sus causas? ¿Qué provoca la devaluación? En este sentido, existen dos causas principales: (i) una es la reducción de las reservas del Banco Central producida por un déficit de la balanza de pagos (mayores egresos que ingresos del exterior), por fuga de divisas o cancelación de deuda externa; (ii) aumento del circulante por mayor emisión monetaria que se da para financiar el gasto público (subsidios, salarios, etc.), o por la baja recaudación fiscal a causa de la baja recaudación tributaria.
Aunque existen sectores que claramente se benefician, la devaluación nunca es buena en términos generales para la sociedad. Significa que estamos haciendo las cosas mal en materia económica. Pero el gobierno insiste en utilizar este recurso para corregir desviaciones de la macroeconomía, sin dar soluciones al problema de fondo ni adecuando el circulante en relación a las reservas.
De este modo, los problemas de fondo que causan la devaluación siguen intactos. Más aun, pienso que se van a profundizar, ya que la misma corrió el nivel de los precios a los mismos niveles del valor del dólar y sin que necesariamente tengamos el dólar como moneda circulante. Claramente, en valores reales (precios), la economía esta dolarizada.
El déficit fiscal es el más alto de los últimos años, en parte también por la reducción de la tasa de retenciones de un 0.75 % a un 0.25 %, por lo cual los ingresos de divisas por liquidaciones del campo solo podrán cubrir una porción mínima del déficit.
El gobierno entonces pretende corregir este desequilibrio con mayor emisión de deuda que, a su vez hipoteca el futuro de los argentinos de manera exponencial.El apuro para cerrar el acuerdo con el FMI tiene como objetivo ingresar recursos nuevos y engrosar las reservas que respaldan el circulante.
Podríamos decir que estamos en un ciclo de retroalimentación, la devaluación genera inflación y esta inflación devaluación. Por este motivo el gobierno dará una dura batalla eliminando subsidios, ajustando el gasto público, aumentando las tasas de interés, pero fundamentalmente tratando que los salarios y jubilaciones no aumenten en las mismas proporciones que la tasa de inflación.
En esta ecuación de inflación, devaluación, déficit fiscal y endeudamiento ¿quiénes son los grandes ganadores y los grandes perdedores?
PERDEDORES: sectores de clase media y baja, trabajadores, comerciantes, pymes y jubilados. Siempre el hilo se corta por el lado más fino. Estos sectores que no tienen capacidad de ahorro en dólares ni participación en el mercado de forma que hagan declinar la balanza en su propio beneficio, teniendo que pagar precios siderales por los servicios de luz gas y agua etc., quedarán inmersos en esta licuadora económica sin posibilidad de especular. Verán indefectiblemente reducida su capacidad adquisitiva, con unas paritarias que en el mejor de los casos alcanzan el 15% y una inflación de al menos el 27%.
GANADORES: En una entrevista, Cristiano Rattazzi (presidente de FIAT S.A.) decía: “el dólar, para ser más competitivo, debería flotar entre los 26 y los 30 pesos”. En un tono técnico y con total pasividad, este comentario resume la filosofía de estos “grandes ganadores de la devaluación” (los exportadores sojeros, las empresas de servicios, los empresarios, etc.) quienes, sin duda, verán resguardados sus intereses, ya que con un dólar alto y siempre y cuando los salarios no aumenten, obtendrán excelentes ganancias. Y es que con el estómago lleno es fácil plantear soluciones macroeconómicas, que por otra parte siempre son tendientes a cuidar sus propios intereses.
Pero lo cierto es que, para la mayoría de la población, el estómago manda y la realidad es que en los últimos años el salario, y por ende el poder adquisitivo, han perdido valor real (salario nominal en relación a los precios). Creo entonces que el verdadero blindaje debiera consistir en que los salarios se actualicen en relación con las variaciones de los precios internos. Generar políticas tendientes a mantener las fuentes de trabajo, regular las importaciones y legislar una estricta política en materia de retenciones. Todas estas medidas orientadas a mantener el equilibrio económico y resguardar los intereses de los sectores más vulnerables de la sociedad.
Jorge Luis Borges decía: “Nadie es la patria, pero todos lo somos”.