El lenguaje inclusivo o lenguaje no discriminatorio es un lenguaje libre de palabras, frases o tonos que reflejen visiones prejuiciosas, estereotipadas o discriminatorias de personas o grupos. También es un lenguaje que no excluye deliberada o inadvertidamente a algunas personas de ser vistas como parte de un grupo.
El lenguaje es un reflejo de la cultura, un resultado. Si la sociedad es racista, su lenguaje será posiblemente racista. Pero, a la vez, el lenguaje condiciona el pensamiento, lo que conocemos de las cosas que nos rodean. Y, como el conocimiento es nuestra herramienta para decidir, a su vez, condiciona el comportamiento. Nuestro comportamiento influye en la sociedad y su cultura.
El lenguaje que no es inclusivo viene determinado por varios rasgos, que coinciden cuando se habla de todos estos colectivos. Por un lado, los “centrismos”, es decir, que la sociedad centre su atención y construya su ideal alrededor de un perfil determinado: hombre, blanco, adulto, etc. Es decir, es androcentrista, etnocentrista, adultocentrista, etc.
El uso de este lenguaje, es una apuesta al cambio de concepciones, actitudes y prácticas lingüísticas, aunque no debe entenderse, que el lenguaje inclusivo consiste en agregarles “OS/AS” a las palabras; si no en utilizar términos y conceptos neutros que incluyan y visibilicen a todos los grupos dentro de la sociedad.
Misión: Lo que se busca con este nuevo lenguaje es integrar o como mismo dice incluir a TODES para que ninguna persona se sienta excluida y se sienta con menos derechos que otras o desprestigiadas.
Visión: Que en un futuro todes usen el lenguaje inclusivo para no descartar ni discriminar a nadie y que las personas que estén en desacuerdo la respeten.