22 noviembre, 2024

A diario se generan siniestros tales como los incendios y las explosiones, y éstos se cobran la vida de miles de personas, generando múltiples pérdidas económicas y afectando de forma negativa al medio ambiente circundante. Estadísticas realizadas por la NFPA en los Estados Unidos, por ejemplo, enuncia que como producto de los incendios ocurridos anualmente en el territorio de dicho país, aproximadamente 1.000.000 de edificaciones son afectadas, produciendo más de 12.000 muertes asociadas. En términos económicos directos, según éste organismo, anualmente los costos derivados de los daños por incendios alcanzan el billón de dólares. Esto nos dice que la prevención es la herramienta más eficiente para hacer frente a este tipo de contingencias.

Desde su perspectiva legal, la república Argentina establece su marco preventivo en materia de seguridad contra incendios, a partir de la Ley Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo: Ley 19.587/72 – Decreto 351/79. En este marco normativo, se detallan las condiciones generales y específicas de seguridad contra incendios para industrias y establecimientos en general.

Un estudio de condiciones de seguridad contra incendios se compone básicamente de cuatro aspectos a ser analizados:

  • Cumplimiento de las medidas técnicas para la prevención de incendios o explosiones.
  • Lograr evitar la propagación del fuego y el humo en el recinto una vez producido el incendio.
  • Sistemas de control de emergencias en cantidad y tipo correspondiente.
  • Garantías de evacuación del recinto de forma rápida y segura.

Podemos  decir entonces  que el  sustento técnico y  legal    en  materia de seguridad  contra incendios, busca lograr un mecanismo de autodefensa del edificio, con la finalidad principal de salvar vidas y de garantizar la integridad de la estructura afectada por el siniestro, limitando su acción destructiva al área afectada inicialmente.

En cuanto a la protección preventiva contra incendios, podemos decir que es la mejor forma de prevenir pérdidas: evitándolos.  Su  función  es  evitar la formación  de este tipo  de siniestros mediante el estudio y confección de normas y reglamentos técnicos. Se ocupa de las instalaciones eléctricas, de gas y calefacción, del transporte, almacenamiento y uso de sustancias inflamables, del estudio de materiales que pudiesen verse afectados por el fuego, y del análisis de las causas de origen de incendios en los diferentes tipos de industrias, entre otros.

Protección pasiva

También denominada “protección estructural”, la protección pasiva persigue la finalidad de limitar la acción del fuego y el humo en caso de incendio (limitar la propagación del mismo hacia áreas linderas o sectores no afectados.

Protección activa

Consiste en calcular el riesgo de incendio en cada sector del edificio, conocido como “cálculo de carga de fuego”, y en consecuencia se diseñarán los respectivos sistemas de extinción. La formación y el entrenamiento de grupos de respuesta interna es obligación para la lucha contra incendios (también conocidos como “brigadas de incendio y emergencias”), los que tendrán la misión de intentar extinguir el foco de incendio en su etapa inicial. La protección activa, principalmente se compone por:

  • el equipamiento  de  lucha contra incendios.
  • la organización de respuesta  en  caso de emergencia.

Protección humana

Hace referencia a la evacuación: la rápida y segura salida de personas del recinto hacia un punto de encuentro. Dentro de la misma, se debe tener en cuenta la correcta capacitación y entrenamiento de simulacros para que cuando el siniestro dé lugar, la evacuación se produzca correctamente.

Cálculo de carga de fuego

Definición: es el peso en madera por unidad de superficie (kg/m2) capaz de desarrollar una cantidad de calor equivalente a la de los materiales contenidos en el sector de incendio.

Como patrón de referencia se considera la madera con poder calorífico inferior a 4400 Cal/kg. Consiste en establecer la carga de fuego existente en los sectores existentes en un edificio. Para ello inicialmente se confeccionará una tabla todos los materiales combustibles existentes en el sector de incendio (inclusive los incorporados a la propia estructura del edificio), su cantidad (en kg) y el poder calorífico de cada uno de ellos. Los combustibles líquidos ó gaseosos contenidos en tuberías, recipientes ó depósitos se supondrán uniformemente repartidos sobre la superficie del sector de incendio.

Luego, se multiplicará el peso de cada combustible por su correspondiente poder calorífico, obteniendo así el valor que representa la cantidad de calor liberado de cada combustible, según su peso y su poder calorífico, en caso de combustión.

Finalmente se sumarán todos los valores, y dicho resultado será dividido por el poder calorífico de nuestro patrón de referencia equivalente K madera (madera con poder calorífico de 4400 Cal/kg). Así  obtendremos el peso equivalente en madera (Kg), el que será dividido a su vez por la superficie de piso del sector de incendio. El valor obtenido representará finalmente la carga de fuego equivalente en el sector, siendo su unidad Kg/m2.

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