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INDUSTRIA TEXTIL, UNA ACTIVIDAD QUE AFECTA AL MEDIO AMBIENTE SILENCIOSAMENTE

La industria textil presenta uno de los índices de producción más preocupantes en cuanto al impacto ambiental, debido principalmente al:

A lo largo del tiempo la industria textil ha utilizado fibras vegetales como algodón, lino, yute, cáñamo, ramio y animales tales como lana, camélidos, angora, seda. Sin embargo, aunque actualmente dichas fibras siguen en vigencia, la tecnología permitió el desarrollo de nuevas fibras elaboradas a partir de compuestos químicos. Las fibras artificiales se fabrican a partir de la transformación química de productos naturales. La aparición de dichas fibras se debió a la necesidad de producir seda natural. Las propiedades de las mismas son semejantes a las fibras naturales y derivan de la celulosa y la caseína. Rayón, acetato, triacetato y modal son ejemplos de las fibras artificiales. Por otro lado, las fibras sintéticas se elaboran combinando elementos químicos simples para formar compuestos químicos complejos. Las fibras sintéticas son poliamidas, poliacrílicas, poliéster y poliolefina. Con el aumento de la producción en la industria textil, la demanda de fibras hechas por el hombre se ha duplicado en los últimos años. La fabricación de poliéster y otros tejidos sintéticos, implican un proceso de uso intenso de energía, que requiere grandes cantidades de petróleo crudo y la liberación de sustancias orgánicas perjudiciales para la salud. Además los subproductos de la producción del poliéster se eliminan en las aguas residuales de las plantas de fabricación. Cabe destacar, que de todas formas, las fibras realizadas por el hombre no son las únicas que no respetan el medio ambiente: el algodón, una de las fibras más versátiles utilizadas en la industria textil, también deja vestigios en el medio físico, debido a la utilización de pesticidas y herbicidas peligrosos y contaminantes que envenenan a los agricultores, la tierra y el agua. El gran volumen de ropa que se produce a diario conlleva a la explotación de los recursos naturales, que probablemente no se recupera por completo mediante el reciclaje.

Otro impacto significativo ligado al cultivo de algodón es la necesidad de grandes cantidades de agua que se requieren para el crecimiento de las plantaciones de regadío. En todo el proceso productivo de una prenda de algodón se utilizan alrededor de 2.700 litros de agua. Además de la producción agrícola, el procesamiento del algodón requiere grandes cantidades de agua. En el proceso de lavado para quitar las impurezas se generan importantes cantidades de residuos que pueden originar episodios de contaminación orgánica generando la disminución de oxigeno del agua. Igualmente, en el proceso de blanqueo, la industria textil utiliza a menudo sustancias cloradas que son vertidos en algunos casos sin ninguna medida de control.

 

Las decisiones que las industrias deben tomar sobre el uso de materiales, la reducción de los desechos y la prevención de la contaminación son esenciales para la calidad de vida de todos los seres humanos y para la preservación del medio. Los consumidores están comenzando a exigir bienes que sean más respetuosos con el medio ambiente y servicios producidos por empresas socialmente responsables. El proceso de fabricación de los productos textiles inevitablemente perjudica en mayor o menor grado el medio ambiente. Los tratamientos de acabado que reciben los textiles pueden además contaminarlo con ciertos productos químicos que posteriormente podrían afectar negativamente la salud del consumidor. El mayor problema medioambiental en cuanto al cultivo y producción de fibras naturales es, como hemos mencionado anteriormente, el uso de aquellos productos químicos como abonos, fertilizantes, pesticidas, y muchos más que sirven para combatir plagas y preservar la fibra del algodón durante el almacenamiento y el transporte. Pero dichos productos no son orgánicos y contaminan el entorno que nos rodea. No hay que olvidar que también las fibras naturales requieren del consumo de agua, y degradan el suelo. Para la fabricación de las fibras sintéticas, se utilizan materias primas no renovables. La fabricación de poliéster, da lugar a emisiones al aire y al agua de sustancias tóxicas que son cancerígenas. Los aditivos químicos como retardadores a la llama aumentan también la carga contaminante de las aguas residuales y las emisiones de compuestos volátiles orgánicos es otro de los factores que tienen un impacto importante sobre el ambiente. Uno de los procesos textiles más contaminantes y de mayor repercusión sobre la salud humana es el ennoblecimiento textil. El ennoblecimiento textil, es el blanqueo, tinte, estampado y acabado de los productos textiles en las diversas fases de su procesamiento. Dicho acabado busca elevar la calidad y utilidad de los productos y adaptarlos a las necesidades funcionales y a la moda. Paralelamente, perjudica el medio ambiente debido al uso de diversos productos químicos, colorantes y al exceso uso de agua. El proceso de tejeduría, hilatura y géneros de punto, son procesos particularmente mecánicos, que si bien no contaminan de manera descomunal, contaminan acústicamente y producen polvo.

Como contrapartida la ecomoda hace referencia a aquellas prendas elaboradas con materiales libres de químicos, fertilizantes o pesticidas. Es una tendencia que prioriza el reciclaje y la reutilización, respetando el medio ambiente y el bienestar del trabajador. También conocida como moda ética, es el comienzo de un compromiso con las generaciones futuras y una alternativa para la minimización del impacto ambiental global.

La moda sustentable se encuentra vigente. Cada vez más empresas, diseñadores y personas se preocupan por llevar prendas que no sólo sean de buena calidad, sino que también respeten el medio ambiente. Algunas de las principales razones por las cuales resulta importante utilizar moda sustentable, o moda ética como también se la llama son: casi no deja huella ecológica, ya que es producida con fibras que no contienen químicos contaminantes, es decir, es buena para la tierra. Y no solo se trata de productos realizados en base de cultivos orgánicos, sino también de productos recuperados y reciclados que permiten llevar un estilo sustentable.