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Mercado común del sur

Mercado Común del Sur (MERCOSUR) es un proceso de integración regional instituido inicialmente por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay al cual en fases posteriores se han incorporado Venezuela y Bolivia, ésta última en proceso de adhesión.

El Mercosur es un proceso abierto y dinámico. Desde su creación tuvo como objetivo principal propiciar un espacio común que generara oportunidades comerciales y de inversiones a través de la integración competitiva de las economías nacionales al mercado internacional. Como resultado ha establecido múltiples acuerdos con países o grupos de países, otorgándoles, en algunos casos, carácter de Estados Asociados (es la situación de los países sudamericanos). Estos participan en actividades y reuniones del bloque y cuentan con preferencias comerciales con los Estados Partes. El Mercosur también ha firmado acuerdos de tipo comercial, político o de cooperación con una diversa cantidad de naciones y organismos en los cinco continentes.

Funcionamiento

En 1994 el Mercosur estableció, a través de la firma del Protocolo de Ouro Preto, las bases de su estructura institucional, con el objetivo de organizar la dinámica de los trabajos en los órganos del bloque.
Entre otras cosas, se definió que la presidencia del Consejo del Mercado Común (CMC), órgano superior del bloque, y responsable por la toma de decisiones y de velar por el cumplimiento del Tratado de Asunción y los acuerdos firmados en su ámbito, es ejercida por rotación, en orden alfabético de los Estados Partes, por un periodo de seis meses.
Asimismo, para ayudar al CMC en sus tareas, el Mercosur cuenta con el apoyo del Grupo Mercado Común (GMC), que es un órgano ejecutivo compuesto por funcionarios de los Ministerios de Relaciones Exteriores, de los Ministerios de Economía y de los Bancos Centrales de los Estados Partes, entre otros. Para los aspectos comerciales específicamente se creó la Comisión de Comercio del Mercosur (CCM) que discute los aranceles que van a pagar las mercaderías para ingresar a nuestros países.
A los efectos de elaborar proyectos de normas que son adoptados por los órganos que deciden en el Mercosur (CMC, GMC y CCM) se realizan reuniones con funcionarios técnicos de todos los países. Hoy en día, existen más de 300 instancias entre órganos, foros, comisiones y comités donde se reúnen regularmente funcionarios de diversos ministerios y secretarías de cada gobierno para tratar los más diversos temas de interés para la región.
Además el Mercosur tiene otros órganos auxiliares con funciones específicas que se encuentran en diversas ciudades, como ser: el Alto Representante General del Mercosur (ARGM), el Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM), el Foro Consultivo Económico y Social (FCES), el Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur (IPPDH), el Instituto Social del Mercosur (ISM), el Parlamento del Mercosur (PARLASUR), el Tribunal Permanente de Revisión (TPR), la Unidad de Apoyo a la Participación Social del Mercosur (UPS) y la Secretaría del Mercosur, ésta última, responsable por la guarda de la documentación oficial, brinda apoyo logístico a las reuniones realizadas por los órganos del Mercosur y realiza estudios de carácter técnico a pedido de dichos órganos.

Por segunda vez, los cancilleres del Mercosur se reunieron en Buenos Aires sin la presencia de Venezuela. Su suspensión dentro del bloque se debe a su incumplimiento de los principios democráticos y a no haber aprobado la normativa con la que el funciona el grupo. Nada ya sorprende. La autoritaria administración de Nicolás Maduro se mantiene en situación permanente de incumplimiento. Por lo demás, Venezuela ha amenazado al Mercosur con dificultar su marcha, algo inaceptable.

El bloque debe ahora definir su agenda comercial inmediata, incluyendo completar el derrotero de búsqueda de acuerdos comerciales con terceros y la convergencia con la Alianza del Pacífico. Es necesario también que se mejore la mecánica interna de integración.

Queda visto entonces que los cuatro creadores y primeros signatarios del Tratado de Asunción; la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay; son los que deciden el rumbo por seguir.

No hay tiempo que perder respondiendo a la nueva andanada de insultos proferidos por la canciller venezolana Delcy Rodríguez. Basta recordar que, en diciembre del 2015, sin haber sido invitada, la funcionaria irrumpió en el Palacio San Martín con la pretensión de incorporarse a la reunión del Mercosur. Al no lograr su propósito, denunció mendazmente haber sido golpeada por el personal de seguridad.

Venezuela continuará, sin éxito, buscando instalar cortinas de humo para disimular el desastre económico y social que atraviesa. Es necesario también que el Mercosur continúe las negociaciones con la Unión Europea en procura de un convenio de libre comercio. Sería, asimismo, muy positivo que se pudiera anunciar cuando menos un acuerdo de política comercial con el Viejo Continente antes de fin de año, acelerando las conversaciones con el grupo negociador que está por llegar desde Bruselas.

La política comercial de corte proteccionista de la actual administración norteamericana ha revalorizado sensiblemente la posición de aquellas naciones exportadoras de alimentos como las del bloque del Mercosur.