La limpieza requerida de todas las superficies planas y las superficies que tienen contacto con los productos tras cada ciclo de producción se denomina higiene de los equipos u Open Plant Cleaning (OPC). Sin embargo, las máquina abiertas no se pueden limpiar con métodos de Cleaning-In-Place, y no todos los aparatos se pueden desarmar sin un esfuerzo considerable.
En el caso de un productor de ensaladas preparadas, aparecían una y otra vez contaminaciones con listeria, que provenían de distintos puntos en la producción. La empresa se puso en contacto con una compañía especializada en desinfección, que a su vez solicitó asesoría a un distribuidor de sustancias químicas. Todos los esfuerzos fueron infructuosos.
Para evitar contaminación cruzada y crecimiento bacteriano en puntos cruciales de la producción, como las máquinas desplumadoras y la refrigeración de los canales, la empresa avícola estaba a la búsqueda de una solución eficiente.
Ambas empresas recibieron ayuda de forma eficaz mediante sistemas de dióxido de cloro.
El productor de ensaladas probó una instalación de dióxido de cloro y ajustó una dosis de 0.4 ppm de ClO2 para el agua de lavado en el paso final de limpieza. Esta concentración se puede usar gracias a la admisión de dióxido de cloro para agua potable en los Países Bajos, sin que posteriormente se tenga que enjuagar con agua fresca.
En la producción avícola se emplea una solución similar: en este caso, el agua de lavado cuenta de igual forma con 0.4 ppm de dióxido de cloro. Además, cada mañana, 30 minutos antes del inicio de la producción se lleva a cabo un «lavado de choque» con una concentración de 2 ppm, a fin de garantizar condiciones higiénicas al inicio de la producción y frenar el crecimiento bacteriano a lo largo del día.
En ambos casos, el agua llega a puntos inaccesibles y los somete de forma continua al efecto del desinfectante. Un medio estable a largo plazo como el dióxido de cloro tiene efecto durante varios días en las tuberías así como los equipos, y evita también el crecimiento microbiano cuando la producción está detenida.
Los resultados de pruebas en la producción de ensaladas fueron convincentes y, en tan solo 18 meses, se pudo aumentar considerablemente la calidad del agua: El problema con listeria se solucionó y en las mediciones de bacterias se lograron valores aptos para agua potable. De igual forma, ya no fue posible detectar legionela, de forma que la compañía de limpieza dejó de lado el extra en su plan destinado a combatirla. También en el caso del productor avícola holandés, se pudo reducir exitosamente la contaminación cruzada gracias al tratamiento del agua de proceso y lavado.
Gracias al circuito cerrado de gas se evitan las fugas de dióxido de cloro del sistema, lo que garantiza un funcionamiento seguro, así como rentable y ecológico con un uso mínimo de sustancias químicas. Los dos productores holandeses de alimentos están muy satisfechos con la nueva solución y han instalado otros sistemas de dióxido de cloro.