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Microsoft Windows

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A Microsoft no le ha ido demasiado bien con Windows 8 al menos, no desde el punto de vista económico y de cuota de mercado. No se conoce el número de licencias vendidas a día de hoy, pero se indico que en febrero de 2014 que la cifra había superado los 200 millones de licencias, a los que habría que sumar los 60 millones
de licencias vendidas desde octubre (2013 según informaban. No parece por tanto que la cifra haya superado en total los 300 millones de licencias pero no la que probablemente esperaban en Microsoft ante un desarrollo tan valiente.
Los problemas para convencer a los usuarios de las ventajas de Windows 8 fueron patentes desde el principio, y muchos fabricantes tuvieron que recurrir a programas en los que era posible instalar Windows 7 para vender sus equipos de sobremesa y portátiles. Microsoft tomo la decisión de «regalar» a los fabricantes la licencia de Windows 8 en equipos por debajo de las 9 pulgadas, pero esa medida no parece haber tenido impacto real del sistema operativo.
Los últimos datos demuestran que Windows 8 y Windows 8.1 suman un 14,35% de cuota global, por un 58,2% de Windows 7 lo que es preocupante, y un 16,46% de Windows XP. Apuntan que Windows 8 y Windows 8.1 suman un 15,92%, mientras que Windows 7 llega al 48,49% y Windows XP tiene un 11,6%.
Esta realidad fue la que probablemente hizo que Microsoft acabara tomando algunas decisiones clave para recuperar al usuario tradicional. La empresa había despistado a esos usuarios con un enfoque claramente orientado al uso de una interfaz táctil, los dispositivos móviles y sobre todo las tablets convertibles o portátiles convertibles, los clientes no estaban convencidos.
Así fue como en la Microsoft de 2011 uno de los directivos de Microsoft, Andrew Lees, anunció que la empresa debía tener un único ecosistema para todas las plataformas. Aquello pareció quedar en un proyecto a largo plazo, pero en diciembre de 2013 comenzamos a oír hablar de Treshold, una singular revisión de Windows en la que el concepto de plataforma para todos los tipos de dispositivos comenzaron a llamar a ese futuro sistema operativo Windows 9.
Microsoft anunciaría en septiembre de 2014 su nuevo Windows 10, un sistema operativo con un número de versión mucho más redonda que ya auguraba la relevancia de esta edición. Microsoft demostraba querer renovar esa apuesta por el escritorio clásico sobre todo que este se convertiría en el sistema universal para todo tipo de plataformas.
En enero de 2015, ya estaban disponibles en esas ediciones previas, y sobre todo aclaraban los detalles sobre las actualizaciones gratuitas, la llegada de un nuevo navegador, parecía que el sistema llegaría a tiempo para ofrecer todas sus opciones, pero no sería así.

Windows 10 no está completo en el día de su lanzamiento, ya que esta edición es muy distinta a las anteriores el sistema se actualizará constantemente, ya que cambia el modelo de licencias.
La instalación de Windows 10 es prácticamente idéntica a la de Windows 8, ha tenido el acierto de no tocar lo que funciona y que cumplen los requisitos mínimos antes especificados
se puede proceder a esa instalación y que no tarda demasiado en completarse, como siempre dependerá de nuestra configuración hardware por ejemplo, en equipos con unidades SSD y con procesadores algo más potentes esos tiempos se reducirán. De hecho se especifica que el nuevo sistema operativo puede descargar necesariamente las actualizaciones de software o los cambios en la configuración, incluidos los destinados a prevenir el acceso a periféricos u otros servicios
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