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Cómo se preparan las barras argentinas para conseguir viajar al Mundial de Rusia 2018

Cómo se preparan las barras argentinas para conseguir viajar al Mundial de Rusia 2018

Las hinchadas de Boca y de Independiente pican en punta en cuanto a la organización. Incluso se perfila una «cooperativa» de barras del Ascenso que intentará llevar sus representantes a la Copa del Mundo

 

Pablo «Bebote» Álvarez, hoy prófugo de la Justicia por el delito de presunta extorsión contra el técnico de Independiente, Ariel Holan, a quien le pidió, según la denuncia, 50.000 dólares para financiar la excursión al máximo evento del mundo del fútbol.

Este es uno de los tantos ejemplos de corrupción y poder que tienen hoy los barrabravas en nuestro país. ¿Pero, por que pasa esto? ¿Quien está detrás del barra?

Podríamos decir que cada club de futbol funciona como una empresa organizada, la cual se rige bajo un esquema empresarial u organigrama, en el que podemos encontrar presidente, gerencias, jefaturas, empleados, etc. y cada área contiene sus diferentes departamentos. Es en alguna parte donde lastimosamente entran en este esquema los barras, los cuales a su vez poseen su propia estructura jerárquica.

Si bien no perciben un sueldo, por ser totalmente ilícitos, tienen voz y voto a la hora de tomar decisiones para el club, llegando al punto en el cual han decidido quién sería el presidente del club u obligando a dirigentes a renunciar a sus puestos.

A lo largo de los años, y más evidentemente en el último tiempo, los ejemplos de convivencia y comunicación entre barras y dirigentes, son moneda corriente, aunque no haya luego consecuencias en la Justicia. La violencia y sus cómplices no entienden de camiseta ni de sentimiento. El negocio es el que domina y la imagen propia, lo único que hay que cuidar.

Es por esto que el rol de dichos dirigentes se ven desdibujado, dejan de cumplir su función dentro del club, y comienzan a alimentar las llamas de esta corrupción para obtener así su propio beneficio económico y de permanencia.

Los líderes, aficionados más violentos y peligrosos, siempre habrá uno el cual logre mayor influencia sobre los demás y que a su vez asegure a aquellos que cumplan con sus condiciones, es una cuestión de atender religiosamente a los partidos, tocando tambores, portando banderas y usando sus puños contra los rivales. A cambio, él conseguiría entradas gratis, y sería invitado a reunirse en los días de partido, entre bebida y drogas. Principalmente está formada por jóvenes pobres de «villas» o barrios pobres, los miembros de la barra adquieren un sentido de pertenencia a un grupo social fuerte, en la que la violencia denota honor.

Los dirigentes, hábiles carroñeros políticos, saben cómo generar motivación a dichos grupos, insertando estímulos, como gestionar la venta de entradas, a manejar los esquemas de tickets, a tomar el control de las zonas de estacionamiento alrededor de los estadios, los famosos “trapitos», etc. Esto genera en los integrantes una fuerte necesidad de pertenencia y ponen marcha la puesta en acción.