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La Ley de Ohm

En el siglo XIX, Georg Simon Ohm se atribuyó la famosa Ley de Ohm, básica para la concepción de los aparatos electrónicos del futuro.

Nuestra vida está repleta de dispositivos electrónicos. Algunos más simples. Otros más complejos. Pero todos tienen en común una serie de elementos que los conforman. Uno de esos elementos son las resistencias –o, en su defecto, el concepto de resistencia eléctrica aplicado a otros elementos–. Cualquier cable por el que circule una corriente eléctrica cuenta con una determinada resistencia al movimiento de electrones. Y, por lo tanto, cualquier dispositivo electrónico cuenta con resistencias que regulan y afecta a las corrientes eléctricas.

Es por esto por lo que la ley que, en el siglo XIX, Georg Simon Ohm descubrió es considerada una de las fundamentales para la electrónica moderna. Esa ley, como muchos ya habrán deducido por el nombre del físico que la “descubrió”, es la Ley de Ohm. Esta se resume en:

La intensidad de corriente que circula por un conductor (medida en Amperios) es directamente proporcional a la diferencia de potencial existente entre sus dos bornes (medida en voltios) e inversamente proporcional a la resistencia que presenta ese conductor al paso de dicha corriente (medida en ohmios)”. En otras palabras: la intensidad es igual al voltaje dividido entre la resistencia.

Esta ley se atribuye al físico alemán Georg Simon Ohm (de ahí que la unidad en el sistema internacional para las resistencias eléctricas se llame “ohmios”). No obstante, existen diversos indicios que apuntan a un descubrimiento anterior a este por el físico Henry Cavendish.

La Ley de Ohm desde dentro

¿Qué ocurre en los conductores para que la ley de Ohm se cumpla? Empecemos definiendo algunos conceptos:

Con estos conceptos en mente, entender el porqué de la Ley de Ohm es realmente sencillo. Si tenemos un circuito con una gran diferencia de potencial (voltaje), se incita considerablemente al paso de corriente (intensidad). Pero a ese paso de corriente incitado por la diferencia de altura debemos “restarle” –lo entrecomillo porque en realidad no se resta, sino que se divide– la oposición que presenta el conductor al movimiento de dichos electrones.

Las tres magnitudes básicas en una corriente eléctrica quedan relacionadas con esta leyEn otras palabras: si la pendiente de la tubería es mayor, se incita a un mayor paso de agua. Pero, obviamente, tendremos que restar el número de obstáculos que hay en el interior de la tubería (como pueden ser filtros o reguladores) y que dificultan el paso de dicha corriente de agua.

Algunos casos extremos de aplicación de la ley de Ohm son los cortocircuitos o los circuitos abiertos.