MARCHA SISTEMÁTICA CLASIFICATORIA | |
SECCIÓN | VIII |
NOTAS DE SECCIÓN | |
CAPITULO | 41 |
NOTAS DE CAPITULO | |
PARTIDA | 01 |
NOTAS DE PARTIDA | |
SUBPARTIDA SISTEMA ARMONIZADO | 50 |
NOTAS SUBPARIDA | |
SUBPARTIDA REGIONAL | 10 |
NOTAS DE SUBPARTIDA | |
POSICIÓN SIM | 130F |
P.A. COMPLETA | 4101.50.10.130F |
ARGENTINA EN EL MERCADO MUNDIAL DE CUEROS BOVINOS
La Argentina es el 7° exportador mundial de cueros, resultado de una industria curtidora desarrollada con capacidad tecnológica e integrada al resto de la cadena de valor en el mundo; incluso con fábricas en varios continentes. Pero la tendencia local en la última década es hacia una estructura de exportaciones cada vez más intensiva en cuero semiterminado y un nivel de agregación de valor y complejidad productiva en descenso. El resultado es una inserción en el mercado mundial con productos intermedios en tendencia creciente, a diferencia de los principales exportadores. El sector curtidor argentino exporta el 30% de cueros terminados, mientras que Italia y China, los dos líderes, terminan el 85 y 68%, respectivamente, de los cueros en sus países; Corea supera el 90% y Alemania y Brasil alcanzan alrededor del 60%. Estados Unidos es un caso aparte (solo exporta el 9% de cueros terminados) ya que eliminó las etapas “sucias” del proceso industrial y trasladó la producción de manufacturas al sudeste asiático, especialmente a China.
Exportaciones Argentinas en la crisis internacional
Las exportaciones argentinas de cuero son relativamente estables en el tiempo. Los volúmenes vendidos dependen más de la oferta local que de la demanda externa. Las vicisitudes del mercado mundial impactan más intensamente sobre los precios. De hecho, las cantidades totales exportadas aumentaron un 20% entre 2007 y 2010 mientras que los precios bajaron y subieron el 35% en el mismo período con resultado final negativo del 13% (Cuadro 3). Las ventas externas argentinas recibieron los primeros cimbronazos de la crisis en 2008 y fuertemente en 2009 a través de una reducción en los precios del orden del 35% para el conjunto de las exportaciones de cueros vacunos. Considerando los productos más importantes, en cueros terminados la baja fue bastante inferior, casi la tercera parte de la de cueros semiterminados; mientras que en cantidades la baja fue similar, en el orden del 17%. En la recuperación del 2010, el cuero semiterminado reconquistó terreno. La conjunción de ambos movimientos dio por saldo una mayor exportación y menor precio en semiterminado (alrededor del 10% en ambas variables), sin variantes en las cantidades exportadas de cuero terminado con una suba del precio del 6%. El resultado global al finalizar el 2010 es una estructura de exportaciones más primaria y con precios más bajos. El único rubro que no varió las cantidades y aumentó el precio es el cuero terminado, el de mayor valor agregado. ¿No será una apuesta válida intentar una inserción mayor en este rubro –un mercado de mayor tamaño y más estable– que a la vez permita multiplicar la producción de manufacturas locales? La trayectoria actual es en la dirección contraria; la profundización de la estructura de exportaciones de la última década: menos valor agregado, más intensiva en commodities y de precios internacionales con tendencia a la baja. ¿Es posible y deseable corregir el rumbo? Sin duda es una decisión que compete al Estado, donde el sistema de incentivos generado por los Reintegros y Derechos a la Exportación tiene mucho que ver.