El presidente de EE.UU. Donald Trump, anunció el 1/06/2017 la decisión de retirar a su país del acuerdo de París. El tratado mundial que fue firmado por 200 países a finales de 2015 y su objetivo es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para hacer frente al cambio climático.
El mandatario anunció en los jardines de la Casa Blanca que tomó la decisión “por el bienestar de los ciudadanos estadounidenses”. Además mencionó que el acuerdo suscrito en París por el Gobierno de su antecesor, Barack Obama, era el “ejemplo más reciente” de Washington firmando acuerdos que no benefician a su país.
Entonces Trump decidió rechazar el tratado por su supuesto gran costo económico para el país, por ser un “riesgo legal”, y por perjudicar a EE.UU. ante los “grandes contaminadores del mundo”. También añadió “Como alguien a quien le importa mucho el medio ambiente no puedo apoyar con la conciencia tranquila un acuerdo que castiga a Estados Unidos”
Como mencionamos hace un momento, el 12 de diciembre de 2015 en París, 195 naciones se reunieron por primera vez en base a sus responsabilidades históricas, presentes y futuras. Llegaron a un acuerdo histórico: combatir el cambio climático e impulsar medidas para un futuro bajo en emisiones de carbono, resiliente y sostenible.
El objetivo principal es mantener el aumento de la temperatura de este siglo muy por debajo de los 2 grados centígrados e impulsar los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura incluso más, por debajo de 1,5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales.
El límite de los 1,5 grados centígrados es una línea de defensa más segura frente a los peores impactos del cambio climático. Además, el acuerdo busca reforzar la habilidad para hacer frente a los impactos del mismo.
El secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, dijo: “Hemos entrado en una nueva era de cooperación global en uno de los asuntos más complejos a los que se enfrenta la humanidad. Por primera vez, cada país del mundo se ha comprometido a reducir sus emisiones, reforzar la resiliencia y unirse a una causa común para actuar juntos por el clima. Este es un rotundo éxito para el multilateralismo”.
El mundo ya está casi a mitad de camino hacia ese punto, en casi 1 grado centígrado de calentamiento en comparación con la era preindustrial. Los líderes de los países con altitudes bajas y que se enfrentan a niveles cada vez más insostenibles de subida del mar piden que el límite sea mucho menor a los 1,5 grados.
El acuerdo también señala que los gases de efecto invernadero emitidos por la actividad humana deberán equipararse con los niveles que los arboles, el suelo y los océanos puedan absorber naturalmente. Este objetivo, según el tratado, deberá lograrse entre los años 2050 y 2100.
Los principales gases son el vapor de agua, el dióxido de carbono (CO2), el metano, el óxido de nitrógeno y el ozono, siendo las emisiones de CO2 las que más preocupan por sus enormes efectos en el cambio climático.
En 2016 se llegó a niveles record de emisiones de dióxido de carbono, algo que los expertos llamaron una “nueva era” para el calentamiento global y la “prueba irrefutable” de la responsabilidad humana sobre el cambio climático.
Solo algunos de los elementos del pacto de París pueden ser jurídicamente vinculantes. Los compromisos de los países para reducir las emisiones son voluntarios y los argumentos sobre cuando se deben revisar las metas establecidas fueron todo un obstáculo en las conversaciones.
El acuerdo trata de hacer una evaluación del progreso en 2018, con revisiones cada cinco años. Como señalan los analistas, París es solo el comienzo de un cambio hacia un mundo con bajas emisiones de carbono y las metas deberán ampliarse más.
Los países más ricos decidieron apoyar a las naciones en desarrollo con recursos económicos para sobrellevar los efectos actuales y futuros del calentamiento global. Este punto fue otro de los que más conflicto generó durante todas las cumbres climáticas previas a la de París.
Los países en desarrollo plantearon, además de la ayuda financiera, tecnología para superar los combustibles fósiles y pasar a las energías renovables. La promesa en ese entonces fue de US$100.000 millones al año desde 2020, un monto menor al demandado por algunos países en las negociaciones. El acuerdo establece que esa cifra será usada como una “base” para definir el apoyo adicional que se discutirá en 2025.
Personalmente pienso que la decisión tomada por el mandatario Donald Trump es errónea al pensar que el convenio perjudicaría a su país económicamente, que sí puede ser así, pero se olvida que el cambio climático afectara a todos los países, sin importar que sean del primer o tercer mundo. Tarde o temprano se dará cuenta que fue un gran error abrirse del tratado de París.
Si este convenio pierde más países importantes como EE.UU., será más difícil poder revertir el cambio climático. Esta es una forma para que se unan en fin de hacer algo bueno para el bienestar del planeta.