Frente de la Delicia Felipe Fort, ubicada en el barrio de Almagro
Con este lema la fábrica de chocolates Felfort, instalo su sello personal en la industria alimenticia.
A lo largo de su historia ha sabido llevar a los hogares argentinos un producto de excelente calidad.
En sus cortos 12 años Felipe Fort tenía muy en claro su futuro y empezó a refinar el primer cacao Felfort con una piedra. Años más tarde ese espíritu visionario que lo caracterizo desde pequeño, lo llevo a adquirir su primera refinadora mecánica, logrando así un notable crecimiento en la producción y ya posicionándose en cuanto a la calidad del chocolate.
Esa calidad que consumimos hoy en día, fue el sustento del prestigio en aumento de la empresa. Tal fue así, que el abanico de productos comenzó a ampliarse de manera progresiva, abriendo lugar a nuevas tendencias. Los caramelos conformaron el nuevo desafío. Le siguieron los huevos de Pascuas, que representaban un desafío aun mayor, ya que hasta ese momento se importaban de Europa. Más tarde llegarían los turrones artesanales.
El año 1963 fue clave para la familia Fort, ya que Carlos, hijo del fundador, asumió la presidencia de Felfort logrando con su mandato una decisiva expansión.
De tener un edificio de 5000 m2 en su inauguración, la planta alcanzo en 1987 los 12500m2 y continua creciendo a pasos agigantados.
Este tipo de expansión y crecimiento constante, se deben no solo a la adquisición de las últimas tecnologías avanzadas del país, sino también al trabajo en equipo. Premisas como logros alcanzados y consolidados, para seguir avanzando, hicieron de esta empresa un icono argentino.
Desde la refinación y cocción del chocolate hasta el último embalaje para salir de fábrica, existe todo un engranaje, departamentos y subdepartamentos ensamblados para que todo salga a la perfección.
Así es como cuentan con sectores de producción, quienes específicamente elaboran y envasan los productos, mantenimiento, quienes resuelven cualquier falla en las maquinarias, intendencia, que se encarga de la limpieza de la empresa, deposito interno, donde llega la mercadería para conformar el stock, almacén, desde donde salen las materias primas que más tarde serán producto terminado y expedición, el destino final en fábrica, donde salen los productos ya embalados a comercios mayoristas y minoristas.
Todos estos sectores bajo el mando de supervisores, encargados, y diversos directivos, sin dejar de mencionar también el departamento de recursos humanos, están conectados entre sí, y trabajan en conjunto actualizándose permanentemente, para seguir ofreciendo productos de calidad.
Por estos días Felfort cubre las necesidades de una amplitud de mercados. No solo a través de chocolates, caramelos, cereales, alimentos funcionales o dietéticos, turrones, también son parte de este icono argentino, que supo entender lo que es edificar, evolucionar y posicionar una empresa a lo largo del tiempo. Orgullo nacional: Si es chocolate… es Felfort.