27 diciembre, 2024
Podemos entender el derecho como el conjunto de normas y reglas que deben respetar los individuos parte de una sociedad para la buena convivencia de los mismos y el orden de la misma. Estas normas se legitimizan por el Estado, que en su forma definitoria y teórica, tiene  el fin de garantizar el buen funcionamiento de la organización política común y el sentido de igualdad de las personas ante el la justicia. Estas normas, en su forma práctica, revelan ambigüedades debido a que el Estado no sólo puede entenderse desde el campo del Derecho, sino que esta impregnado en varios universos y fenómenos sociales, que en distintas perspectivas podemos encontrar contraposiciones que son interesantes a tomar en cuenta.

Si tuviera que apuntar a una definición provisional del Estado, diría que es el campo del poder, que puede definirse en unas de sus funciones por la posesión del monopolio de violencia física y simbólica legítima.

Es un principio oculto que sólo puede advertirse en las manifestaciones del orden público, entendido a la vez como orden físico.
Según Durkheim, los agentes del mundo social tienen las mismas categorías de pensamiento y percepción de la realidad, por el cual, entonces, la integración moral es el acuerdo de un determinado mínimo de valores.
Podemos también definirlo como el principio de organización del consentimiento como adhesión al orden social y a sus principios fundamentales, que es el fundamento necesario so sólo de un concenso sino de la existencia misma de las relaciones que conducen al discenso.
Replantearse la función del Estado, es algo riesgoso, ya que vuelve sobre el principio de definición, sobre la cuál los Estados dan de sí mismo, como institución y su normativa aplicada a servir al bien común y el gobierno, al bien del pueblo.
En contrapuesta a este aforismo, podemos mencionar la definición marxista, que opone una visión antagonista, que es una forma de inversión principal: El Estado no es un aparato orientado al bien común, es un aparato de contención, de mantenimiento del orden público, pero en provecho de los dominantes.
También podemos escuchar conclusiones difíciles de interpretar, como definiciones de carácter anarquista, como una actitud de revuelta socialmente instruida contra los poderes. Estas propuestas me parecen poco adolescentes, ya que no poseen un análisis profundo de que es lo que producen la estructura sobre los mecanismos del Estado, sino que se refieren más a una disconformidad que termina siendo la inversión pura y simple de la definición ordinaria.
En la lógica de la hegemonía, suponemos que los agentes del Estado están al servicio de los que dominan económicamente y a la vez, se sirven a sí mismos.
A modo de deducción provisional, diría también que el Estado es un principio de ortodoxia, de consenso sobre el sentido del mundo y cumple algunas funciones que le atribuye la función marxista.
El Estado puede cumplir las funciones de conservación social, de conservación de las condiciones de la acumulación de capital.
Para dar un ejemplo de esta aceptación de la realidad, podemos toparnos con el conjunto de estructuras de temporalidad social, marcada por señales sociales y por actividades colectivas.
Esta estructura queda inmersa en nuestra conciencia, ya que están inscritas dentro de nuestra memoria.
Esta sincronización es una condición tácita para el buen funcionamiento del mundo social.
Otra de las funciones más generales del Estado es la producción y canonización de las clasificaciones sociales, no es casualidad, que exista una vinculación entre el Estado y las estadísticas.
Algunos historiadores, dicen que el Estado comienza con la aparición de los inventarios, de las investigaciones sobre los bienes dentro de la lógica de los impuestos, porque para recaudarlos, hay que saber lo que la gente posee. Aquí podemos encontrar una relación estrecha entre la jerarquía de poder y la escritura.
También entendemos que uno está codificado y cuantificado, tiene identidad dentro del Estado.
Una de las conductas sociales como la rebelión, puede estar determinada por las categorías mismas. Por ejemplo, podemos en la actualidad prever que los que tienen dificultades con el sistema escolar, están a menudo determinados por sus propias dificultades y algunas carreras intelectuales están determinadas por una relación desafortunada con la educación.
Un problema actual del Estado, se trata de el poder que confiere sobre lo oficial.
Para poder tener una autoridad o un rango determinado de acciones que nos confieren cierta autoridad, el Estado otorga un juicio autorizado que posee la legitimidad en la fuerza del orden social, títulos de la calidad que contribuyen en menor o mayor medida a definir la identidad social hoy en día. ¿Quién garantiza el juicio de un inspector?
Este acto está dotado por el Estado, ya que poseen autoridad simbólica y provocan efectos.
Así mismo estos juicios están enmarcados en su fondo y forma, que se podría llamar, formalismo burocrático.
Los agentes oficiales tienen la propiedad de eficiencia y a partir de estas múltiples propiedades, como títulos académicos, hay un equilibrio de fuerzas o división de campos.
La regulación del Estado es un espacio estructurado, en el que hay representantes del campo administrativo, de los altos funcionarios, de representantes del campo económico, etc …
Dentro de este campo, se da una oposición entre los que están del lado, por ejemplo, del ministerio de economía y los que están del lado del ministerio de fomento.
Esta oposición, es por ejemplo, pensar en una forma más colectivista de constitución del Estado o una integración literal entre el Estado y la sociedad.
Encontramos una oposición, se opone el Estado a Libertad, Estado a mercado, pero si se encuentra el mercado en el Estado, el asunto se complica…
Podemos encontrar aquí, que el Estado, todavía no es herramienta pura y exclusiva de la clase dominante. Una vez que una conquista social se ha inscrito en una institución del Estado, podemos estar seguros de que el cuerpo, como el ministerio de asuntos sociales, defenderá dentro del cuerpo del Estado esta conquista social.
Dicho de otro modo, el Estado no es un bloque, es un campo.
La oposición entre ministerios recaudadores y ministerios gastadores o sociales, forma parte de la sociología espontánea, mientras existan ministerios sociales, habrá cierta forma de defensa social.
Siguiendo con el practicismo de la categorización. en las sociedades modernas, las matemáticas se han convertido en un gran instrumento de persuasión política. La vinculación al orden social pasa por la adhesión a la propiedad.
Se comprende de cómo, a partir de un programa político esgrimido por ciertos individuos, se ha creado una normativa eficiente que rige la demanda, oferta, el mercado y construye todas las piezas del mercado. Una de las funciones del mercado, es construir mercados.
La arbitrariedad del agente oficial, entonces, se ve enmarcada si busca un provecho burocrático, tanto para aplicar la normativa muy estricta y después relajarla, como para derogarla. Así mismo, queda en su autoridad, el trato preferencial, como por ejemplo, licencias o concesiones, excepciones o permisos, pueden terminar en soborno y en el negocio. Vemos así, la gestión del Estado en manos de los depositarios de ese poder.

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