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ILUMINACIÓN EN OFICINAS

La oficina es el centro neurálgico de cualquier empresa, el lugar en el que se realizan las actividades más relevantes. En los últimos años, surgieron tendencias aplicadas a los puestos de trabajo con el objetivo de incrementar la seguridad y eficiencia; los actuales sistemas de comunicación, en su mayoría ligados a monitores exigen estándares de iluminación adaptados a estas condiciones.

Una iluminación deficiente en términos de cantidad y calidad puede originar fatigas o molestias que interfieren en la salud y productividad del trabajador. Cuando un puesto de trabajo tiene una falta  o un exceso de iluminación, la persona que trabaja en ella puede ver reducidos su bienestar y productividad debido al estrés y fatiga. En este artículo mencionamos prácticas para lograr una buena iluminación en nuestro lugar de trabajo.

Una iluminación deficiente puede originar:

Para evitar estos síntomas es necesario:

Sobre el monitor:

Es importante que busques los niveles de iluminación más adecuados para el desarrollo de cada actividad. Por ejemplo, en salas de diseño, donde la reproducción cromática adquiere gran importancia, la iluminación será mucho más exigente.

El confort visual queda condicionado por numeroso

s aspectos de la iluminación. Así el deslumbramiento directo por parte de las luminarias hace difícil cualquier tipo de trabajo, y con el tiempo puede causar irritaciones y daños al empleado. Cuando tenemos reflexión de la luz sobre una pantalla,  resulta difícil de trabajar, lo que se traduce en cansancio y estrés. Los excesivos contrastes causan variaciones en la adaptación del ojo, lo que hace más lento el trabajo y resultan en errores. En cambio, cuando se mejora la iluminación, se obtiene un efecto positivo en el rendimiento en el trabajo.

A pesar de que se recomienda contar con luz natural en las oficinas, la ley no impone un mínimo. Pero la luz natural no garantiza durante todo el día una iluminación uniforme, y  por lo tanto se recomienda en la oficina instalaciones que combinan la iluminación directa e indirecta. Para conseguir esta doble exposición, a la luz directa e indirecta, se necesitan distintas lámparas. Por ejemplo, la luz directa del techo (tubos de neón o  iluminación con LED integrada en el techo) se puede completar con una iluminación indirecta (lámparas de escritorio, apliques).

Si la altura de la oficina lo permite, utiliza sie

mpre que puedas lámparas suspendidas o encastadas al techo, ya que este tipo de lámparas para oficinas proporcionan una distribución de la luz mucho más uniforme.

Complementa el proyecto de iluminación interior con otros elementos, como lámparas de pie, que aportan dinamismo a la iluminación de la oficina.

En determinadas zonas de trabajo será necesario que incorpores una iluminación de mesa, que te permita focalizar el detalle con más precisión.