18 noviembre, 2024

La deuda del BCRA: el stock de Lebac y pases ya superó el billón de pesos

Creció un 58% desde que comenzó el año 2017. Aumentó la tenencia de familias y empresas de este tipo de pasivos, que ya representan más del 60%. Las tasas altas que ofrece el Central hacen que los inversores y ahorristas se vuelquen a estos instrumentos antes que, a los depósitos a plazo, que crecen apenas un 7,5% desde diciembre del año pasado.

El stock de Lebac y pases ya ha superado el billón de pesos y ha crecido un 58% en los primeros cinco meses del año.

El furor por los instrumentos de política monetaria del Banco Central hizo que aumente notablemente la participación de familias y empresas en cada una de las licitaciones. Actualmente, más del 60% del stock están por fuera de las entidades financieras.

El dato cobra sentido cuando se lo compara con la evolución que tuvo desde enero el stock total de depósitos, el principal mecanismo del ahorrista en el sistema financiero. Con un total de $1.502.273 millones, los depósitos crecen apenas un 7,5% desde diciembre.

Los depósitos a plazo definen la capacidad prestable de las entidades financieras. Así, con una menor expansión de estos frente a un fuerte crecimiento de las tenencias de Lebac y Pases, el stock de créditos también crece con un menor ritmo del esperado. Desde fines de 2016, el total de créditos al sector privado avanzó un 11%.

Hasta el miércoles último, el total de Lebac y pases alcanzó los $1.001.862 millones de pesos. Cuando Federico Sturzenegger asumió al frente del Banco Central, en diciembre de 2015, el monto se ubicaba en $300.000 millones. Es decir, que en diecisiete meses la cifra se ha más que triplicado.

Con una visión conservadora, la expectativa es que para fines de este año el stock de pasivos del BCRA siga creciendo hasta los $1,2 billones.

El atractivo para los ahorristas e inversores de estos instrumentos reside en la tasa que el Central paga, que ofrece una renta superior a otras herramientas del mercado. En la última licitación mensual, el BCRA fijó su tasa de referencia en 25,5% para el tramo de 35 días.

La autoridad monetaria se entusiasma con menores datos de inflación en mayo para poder contraer la tasa a partir del mes que viene.

Actualmente, el stock total de Lebac más pases representa un 10% del producto bruto. Los analistas ponen ahora la lupa ahora sobre los costos que la autoridad monetaria deberá afrontar para intentar llegar a su meta inflacionaria en 2017: el mes que viene habrá un vencimiento de $400.000 millones en Lebac, casi la mitad del total colocado.

«La utilización de la política monetaria contractiva como única herramienta para disminuir las variaciones de precios, tiene efectos de corto y de largo plazo», explicó la Universidad de Avellaneda en su último informe.

 

«Entre los primeros, se cuenta el impacto sobre la actividad interna, en especial sobre aquellas industrias que no cuentan con una holgura amplia como para autofinanciarse y autonomizarse de la pérdida de competitividad por costos financieros», señaló la casa de altos estudios.

Otra de las alertas aparece sobre la posición patrimonial del BCRA y el déficit cuasi fiscal que este endeudamiento le representa a la entidad presidida por Sturzenegger.

Para qué se utilizan y cómo se consiguen.

Las Letras del Banco Central (Lebac) son deudas que emite la entidad monetaria nacional a corto plazo, de 36 a 252 días (un poco más de ocho meses), generalmente en pesos. Los objetivos de este instrumento son, entre otras cosas, bajar la demanda del dólar y, por ende, su cotización, ya que si ofrece una tasa de interés atractiva en pesos se genera mayor incentivo a comprar Lebacs que dólares. También busca bajar la inflación, ya que quienes compran las letras entregan pesos al Banco Central y no lo vuelcan al consumo.

Para conseguir estas letras se tiene que participar de las licitaciones del Banco Central todos los días martes. Para comprarlas, se instruye a un banco o una sociedad de bolsa para que haga la transacción, y se negocian en efectivo. Las licitaciones funcionan mediante el método holandés. Según este procedimiento, los privados deben indicar la tasa de interés que desean recibir y, al analizar las ofertas recibidas, el BCRA puede elegir cuántas letras entregar. Así, serán adjudicadas primero las ofertas que soliciten la menor tasa y se continuará ascendiendo hasta agotar los títulos que pretende vender la entidad. Finalmente, se toma la tasa de interés más alta aceptada por el BCRA (llamada “tasa de corte”) y a todas las letras adjudicadas por el mismo período de días se les termina otorgando esta tasa, la más alta aceptada. (Fuente Cronista Comercial)

En mi opinión, me parece bien que tanto inversores pequeños como grandes se vuelquen a este tipo de instrumento, sobre todo porque aspira pesos de plaza y al quitar circulante la moneda se fortalece. Por otro lado, las tasas son realmente atractivas si las comparamos contra las que dan los depósitos a plazo fijo actualmente. Sin embargo, hay que estar atento al nivel de endeudamiento del BCRA, dado que, al estar el dólar estable, muchos inversores que tenían dólares los pasaron a pesos, y con ellos obtienen rentas superiores que con los dólares no obtendrían de ninguna manera; pero si el mismo tiene cualquier indicio de escapada, por ejemplo con el tema de política y corrupción de Brasil, yo creo que los inversores se van a volver a volcar a la seguridad de la moneda extranjera, con lo cual habría una corrida inicial de dólares y la gente se desharía de las Lebacs, teniendo que pagar el BCRA el 100% de las mismas y si hace una nueva oferta de letras, si el clima no cambió, no habría muchas gente que se interese en las mismas, a lo cual el Banco Central podría unilateralmente decidir posponer el pago de las Lebacs y transformarlas en algún tipo de bono a pagar en años venideros. Creando una especie de corralito o de ahorro forzoso; con el consiguiente impacto social que esto acarrearía. Por el bien de todos esperemos que este escenario sea sólo una mala fantasía mía. Si bien es una buena herramienta de ahorro, no alienta para nada la inversión productiva por parte de capitales internacionales, ya que no asumirían un riesgo tan grande ni los costos argentinos cuando haciendo la «bicicleta» obtienen ganancias importantes.

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