El país asiático seguirá demandando productos regionales. Pero, los lazos deben estar basados en políticas públicas activas.
Desde el comienzo del nuevo milenio, China se transformó en uno de los socios comerciales clave de América latina. Es el socio más importante de Brasil, Chile y Perú. El comercio entre China y Latam se multiplicó 22 veces desde 2000, en contraste con el comercio entre la región, EE.UU. y Europa, que apenas se duplicó en igual período. La relación entre China y Latam toma nuevas dimensiones, más allá del comercio. Ahora, abarca las finanzas (IED y préstamos) y la cooperación política. Solo en 2016, los gobiernos de la región recibieron créditos por u$s 21.000 millones de bancos estatales chinos.
Para atender la demanda de alimentos de China serán necesarias políticas de desarrollo productivo en esos sectores y políticas horizontales de manera más general. Los gobiernos latinoamericanos tendrán que apoyar a las empresas para ayudarlas a alcanzar etapas de mayor valor agregado en la cadena productiva. Se puede aumentar el valor mediante el marketing y la logística. Para llegar al consumidor chino, las empresas de Latam tendrán que generar conciencia y reconocimiento para sus países y marcas. Los sectores podrían expandir su gama de servicios e incluir back-office y telcos para las redes globales de las multis chinas. Llegó la hora de una nueva asociación entre China y América latina.