Se entiende por “Logística Verde” o “Green Logistics” a los esfuerzos para medir y minimizar el impacto ambiental de la actividad logística. El adjetivo ‘verde’ engloba acepciones y cuestiones interrelacionadas entre sí, como la ecología, la sostenibilidad, la responsabilidad corporativa, etc. Las empresas eligen “volverse verdes” porque finalmente les supone una ventaja competitiva y un mejor posicionamiento en el mercado gracias a una mejor percepción por parte de sus clientes.
En la actualidad, “ser verde”, parece estar de moda. Sin embargo, para llegar a considerarse sustentable, se debe ir más allá. Esto se debe a que no basta solo con la inversión de las empresas, sino que también tiene que sumarse la participación del gobierno (creando iniciativas ambientales y marcos regulatorios) y la conciencia del consumidor (para valorar los productos “verdes”).
En el ambiente logístico, uno de los temas más preocupantes a nivel global es la contaminación debido a las emisiones de Carbono. En busca de una solución a este grave problema, se han desarrollado algunas políticas públicas que intentan modificar el comportamiento de las industrias, se firmaron tratados internacionales y se crearon mercados nacionales e internacionales de emisiones de CO2 que se esfuerzan para crear conciencia ambiental en los gobiernos y que estos la transmitan a las empresas y al consumidor.
Gracias a dichos esfuerzos se empiezan a ver cambios en los pensamientos de los distintos participantes (Consumidores, empresas y gobiernos), pero, sin embargo, estos cambios no han sido completamente logrados y no ha habido mucho éxito en la integración de las acciones antes nombradas.
Esta falta de éxito se debe principalmente la poca importancia que le dan algunos gobiernos a un tema tan importante como es la carencia de sustentabilidad en los procesos logísticos. El Estado debería interiorizarse un poco más en la problemática y considerar la aplicación de nuevos esquemas, que sean más creativos y ofrezcan verdaderas áreas de oportunidad (ya que ser sustentable trae consigo un gran aumento en los costos que afecta tanto a los empresarios como a los consumidores).
El primer paso para una economía más verde es el reconocimiento de las emisiones dañinas producidas por las empresas de transporte y logística y del impacto ambiental que estas provocan. Esto supone ser conscientes de su “huella de carbono”, identificar sus áreas críticas, determinar las opciones que tienen para reducirlo y por último proceder a pensar en la compensación (Disminuye lo que puedas y compensa lo que no puedas).
Ante esto, se produjo un gran cambio en lo que conocemos como “Función Logística” que hasta entonces intentaba integrar tres grandes temas: Costos, nivel de servicio e inventarios. Las nuevas demandas del cliente llevaron a la aparición de un elemento que se sumará a esta compleja ecuación: La medición del impacto ambiental de los procesos logísticos. Para que esta función tome sentido tienen que existir tres importantes condiciones:
- Por parte del Estado: Creación de marcos regulatorios que motiven a la conciencia ambiental.
- Por parte de las Empresas: Alcanzar la rentabilidad de sus iniciativas sustentables.
- Por parte de los Consumidores: Adquirir una postura de valorización ante los productos “Verdes”
Actualmente cada vez son más las organizaciones que apuntan a la logística verde, haciendo un uso más eficaz de los recursos y disminuyendo el gran impacto ambiental que producían previamente.
Lo que se busca al implementar la Logística Verde es buscar una solución a los principales problemas ambientales que se producen en cada uno de los procesos logísticos. Por ejemplo, el transporte al utilizar combustibles que emiten CO2 contaminan gravemente al medioambiente, unido al caos vial que produce y la alta contaminación sonora. En el almacenamiento, aparecen los productos que con el tiempo deterioran el ambiente, como por ejemplo los pesticidas, los químicos nocivos, etc. En el empaquetamiento se suelen utilizar materiales que tienen un proceso de degradación difícil, afectando así al ciclo biológico. Y por último, en la carga y descarga se producen impactos ambientales negativos debido a por ejemplo la generación de desechos excesivos o el desperdicio de materiales.
Para solucionar los problemas que nombramos anteriormente, las principales iniciativas verdes son: que el transporte disminuya sus emisiones, que las rutas de distribución sean más cortas y que los equipos estén cuidados y sean revisados diariamente para que no pierdan aceite. En el almacenamiento, se intenta tener una buena infraestructura que permita que la mercancía se pueda mover fácilmente y sea cargada de la misma manera, que la iluminación sea con paneles solares, etc. En cuanto al empaquetado, se busca utilizar poco material para hacerlo y que en lo posible sea biodegradable. Por último, los deshechos generados durante el proceso tienen que ser devueltos al inicio con el propósito de ser reutilizados.
Luego de adentrarnos en el tema y analizarlo, pudimos ver que la logística verde es un área demasiado amplia y se debe de empezar a implementar en el mundo ya que su beneficio es enorme en comparación con la logística utilizada actualmente. Sin embargo, es casi imposible poner en práctica algunas iniciativas “verdes” debido a las condiciones de competencia presentes, a que no se cuenta con un marco regulatorio definitivo sobre las emisiones de CO2 y a que el cliente no tiene una postura firme sobre los productos «verdes«.