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América Latina y el Caribe en el ámbito actual

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La región de América Latina y el Caribe (ALC) se encuentra en un momento decisivo. Las ganancias extraordinarias derivadas del auge internacional de las materias primas se desvanecen mientras que los gobiernos de ALC enfrentan mayores expectativas sociales por parte de una clase media que está más conectada, más involucrada y exige más.

Se espera que el Producto Interno Bruto de la región se contraiga 1,1% en 2016, luego de un descenso de alrededor de medio punto porcentual en 2015. Esto marca la primera recesión bianual en más de tres décadas. Para el 2017, se prevé que la economía regional crezca un 1,8 por ciento y continúe expandiéndose en 2018, aunque ello dependerá en gran medida de la fortaleza de los mercados externos y la capacidad de abordar los desafíos macroeconómicos.

Los mercados domésticos y la demanda interna ya no son suficientes para contribuir al crecimiento, ahora que los beneficios extraordinarios de las materias primas desaparecieron. Se necesita demanda externa y un traslado de recursos a la economía exportadora. Muchos países de ALC ya están haciendo esto, y ven a los vínculos económicos internacionales como una fuente potencial de crecimiento estable. Será crucial para esta transformación complementar la integración regional con un esfuerzo de integración a nivel mundial.

Recuperar el crecimiento económico e invertir en las personas será crucial a la hora de preservar, y seguir impulsando, las profundas transformaciones económicas y sociales que ALC experimentó. En los últimos diez años, millones de personas salieron de la pobreza y pasaron a engrosar las filas de la clase media. El fuerte crecimiento económico —impulsado por el auge de las materias primas, reformas internas y un entorno económico mundial favorable— fue responsable de estos avances. Los programas sociales complementarios, posibilitados por el creciente espacio fiscal, ayudaron a contener a los pobres y desfavorecidos.

Actualmente, satisfacer las crecientes demandas de la clase media se vuelve más difícil en tanto los gobiernos se ajustan a la nueva realidad post auge. La transformación fue tan rápida que los gobiernos tienen dificultades para ponerse al día y responder a estas demandas. La transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para mantener la credibilidad de los gobiernos y contener a la población y  a los mercados.

Invertir en personas, en particular en lo más pobres, será clave para conservar las recientes conquistas sociales y reducir la persistente desigualdad que aqueja a ALC. En particular, invertir en una educación de calidad jugará un papel importante a la hora de permitirles a los más vulnerables contribuir a y beneficiarse del crecimiento económico futuro. Se debe hacer mayor hincapié en el desarrollo de capacidades y la remoción de obstáculos a la actividad económica, como una infraestructura inadecuada y leyes laborales o financieras inflexibles.

Estrategias

América Latina se enfrenta a un número de desafíos que amenazan la transformación social y las profundas conquistas logradas en los últimos diez años. La prolongada recesión económica requiere de un fuerte compromiso para proteger a los más vulnerables y salvaguardar las conquistas logradas por aquellos que salieron de la pobreza para ingresar a la clase media. El Banco Mundial está intentando ayudar a los países a reavivar el crecimiento y consolidar las conquistas sociales que tanto costaron. El foco está puesto en sentar las bases para una recuperación económica, mejorar la infraestructura, invertir en capital humano y proteger a los pobres.

Nuestro trabajo en la región apunta a las siguientes áreas prioritarias:

Prosperidad compartida

América Latina experimentó una profunda transformación en los últimos 15 años. Entre 2000 y 2014, millones de personas salieron de la pobreza. La clase media, que vive con US$10-US$50 al día, representa el 35 por ciento de la población total de la región. La desigualdad, sin embargo, aún es significativa y millones de latinoamericanos viven con US$4-US$10 al día y siguen siendo vulnerables a una recaída en la pobreza. Ayudar a los países a retomar el crecimiento y modernizar sus sistemas de protección social es un punto prioritario de la agenda.

Estimular el crecimiento económico

Como forma de preparar el terreno para la recuperación económica, la región debe aumentar la productividad, fortalecer el clima de negocios y exponer a sus empresas a una mayor competencia doméstica y externa.

Crear infraestructura sustentable

Crear una infraestructura mejor y más sostenible para apuntalar un mayor crecimiento en la región demandará la movilización de inversiones tanto del sector público como privado. El Banco Mundial ha jugado un papel fundamental en este esfuerzo, proporcionando asistencia financiera y técnica para el desarrollo de infraestructura de alta calidad con una menor huella de carbono.

Invertir en los pobres y vulnerables

Proteger a los pobres y vulnerables de la desaceleración económica, y desarrollar su capital humano para que puedan participar de los beneficios del crecimiento, son prioridades básicas de la región.

Reforzar la resiliencia y responder a los impactos 

Ayudar a los países a reforzar su resiliencia ante impactos inesperados —como desastres naturales, emergencias de salud pública y criminalidad y violencia— es un tema transversal que abarca todo el trabajo operativo del Banco.

Transparencia y rendición de cuentas 

La creciente clase media espera más de sus gobiernos. Al mismo tiempo, el acceso a servicios públicos de calidad sigue siendo un desafío y existe una creciente insatisfacción con la calidad y nivel de los servicios provistos por el Estado —incluidos educación y seguridad, entre otros.  A través de financiamiento e intercambios de conocimiento de alto nivel, el Banco Mundial está trabajando para promover una gobernanza más efectiva y transparente para así mejorar los servicios y fortalecer las instituciones.