La contaminación de los cursos de agua, tanto los superficiales como los profundos, constituye el principal problema ambiental de la Argentina. Cantidades ingentes de sustancias originadas en la actividad humana son vertidas al mar, a los ríos, arroyos y lagos, y a las napas subterráneas. En circunstancias especiales, como la del arsénico, los contaminantes existen naturalmente. Los niveles permisibles de de nitratos, bacterias, plaguicidas y metales pesados en numerosos cursos de agua se presentan excedidos holgadamente. Todos ellos tienen enorme impacto en salud. Varias observaciones enmarcan éste cuadro de situación. Existe una extendida percepción de que el agua es un recurso ilimitado, que los cursos pueden asimilar cuanto reciben, o que la contaminación es un inevitable impuesto al desarrollo. Cabe también señalar la paradoja de que el agua de consumo provenga en muchos casos de los mismos cuerpos de agua en los que se vierten las excretas y los residuos industriales.
Cobertura de saneamiento
El vertido de las aguas residuales domésticas sin depurar a los ríos y lagos y la infiltración de excretas provenientes de fosas sépticas y redes cloacales mal mantenidas, constituyen una de las principales fuentes de contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, generando así un riesgo potencial para la salud de la población. Solo el 10% del volumen total de los efluentes domésticos recolectados por los sistemas de desagües cloacales, son tratados por un sistema de depuración.
- En el ámbito urbano A mediados del 2001, según el ENOHSA/SPIDES, el 45% de esta población (17.630.848 hab.) dispone de servicios de evacuación de excretas por red. El 18% de la población urbana utiliza sistemas individuales, tales como cámara séptica y pozo absorbente, por lo que solamente el 72% de esta población tiene acceso a un sistema cloacal seguro. Estos niveles de cobertura de servicios cloacales urbanos por red, varían entre una provisión máxima de 100% en la Ciudad de Buenos Aires y una mínima del 20,5% en Misiones. La cobertura nacional media es de alrededor del 54%.
- En el ámbito rural Solo el 1% de la población rural evacua sus excretas a una red colectora domiciliaria, en tanto el 48% de la misma dispone de sistemas individuales (OPS.1999). Si bien es cierto que no todas las enfermedades gastroentéricas son ocasionadas por el consumo de agua no potable, es posible identificar en el mapa que las jurisdicciones más subdesarrolladas del país son las que tienen en general las tasas de mortalidad más altas por gastroenteritis.
CONTAMINACIÓN DE AGUAS PROFUNDAS
En su expansión, Buenos Aires ha ido extendiéndose en forma anárquica a lo largo del principal litoral fluvial del país. La deficiencia de cobertura en materia de infraestructura sanitaria de sus numerosos asentamientos periféricos, en especial el manejo inadecuado de la provisión de agua y de eliminación de excretas, trajo aparejados, por un lado, el daño de las napas subterráneas, y por otro, las enfermedades de mayor morbimortalidad infantil en el país. El estado de las aguas profundas debe considerarse el problema de contaminación más importante de la República Argentina. La cantidad de gente afectada por enfermedades de transmisión hídrica debidas a la mala calidad del agua es enorme. Resulta sobre todo afectada una gran proporción de los hogares de bajos recursos, que dependen del agua subterránea para sus necesidades diarias
CONTAMINACIÓN DE LAS AGUAS DE SUPERFICIE
La calidad de los cuerpos de agua superficiales relacionados con centros urbanos, constituye un elemento básico de la salud ambiental. Resulta incuestionable el impacto del estado del agua sobre indicadores salud ambiental como la morbilidad de numerosas enfermedades infectocontagiosas, la mortalidad infantil o su influencia en la esperanza de vida de los niños.-
Conclusión:
Del presente trabajo se concluye que el Riachuelo se encuentra, en la actualidad, altamente contaminado al punto que su caudal está constituido más por basura y desperdicios tóxicos y no tóxicos que por agua. Industrial y económicamente hablando, fábricas y empresarios se beneficiaron durante años cargándole al Riachuelo y a la Sociedad los residuos que ellos no trataban, lo cual es una forma simple y despreciable de obtener ganancias. Hoy el Riachuelo moribundo y la Sociedad están diciendo un «no va más». Equivocadas políticas de crecimiento a cualquier precio nos condujeron a un presente en el que apreciamos que, por el desarrollo obtenido, estamos pagando un alto precio. La sola sanción de una ley o la creación de organismos específicos, como hemos visto en el presente trabajo, no son acciones suficientes para cambiar conductas humanas, pero pueden ser herramientas aptas para el cambio si están acompañadas por toda la sociedad. Sin embargo, vemos que se han dictado una larga cantidad de normas, disposiciones y reglamentaciones a ser aplicadas por otro importante número de jurisdicciones pero parece que en lugar de ser algo positivo – ya que podría suponerse que a más armas, más posibilidad hay de combatir el problema- esto se vuelve el pretexto perfecto para que funcionarios y empresarios justifiquen la inacción. Es indudable que la limpieza del riachuelo demanda una gran inversión que la crisis económica reinante en el país no permite afrontar, que además son más las industrias que vuelcan sus desechos tóxicos sin tratamiento o con tratamiento deficiente, y que proliferan basurales no solo a cielo abierto sino también en el lecho y la superficie del Riachuelo, como en sus márgenes y estos desastres ambientales nos afectan directamente en nuestra calidad de vida.