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FAJAS LUMBARES PARA MANIPULACIÓN DE CARGAS

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Las fajas suministradas para la manipulación manual de cargas, también llamadas protector lumbar, son elementos que se están masificando en el ambiente laboral bajo la creencia de que en las tareas que impliquen levantamiento de cargas, previenen las lesiones músculo esqueléticas (esencialmente hernias discales) a las que está expuesta principalmente la región lumbar de la columna vertebral. Sin embargo, hasta el momento no hay ningún estudio definitivo y contundente que demuestre los efectos beneficiosos de estos dispositivos. La mayor investigación en este sentido fue realizada bajo la coordinación del National Institute for Occupational Safety and Health (NIOSH) y The Centers for Disease Control and Prevention’s (CDC) de los Estados Unidos de América.

Los resultados publicados señalan que no se encontraron evidencias de que las fajas reduzcan las lesiones en la parte baja de la espalda. Aunque el estudio mostró que hay un aumento en la presión abdominal con el uso de la faja, identificó también que el aumento de la presión por parte de ésta en la espalda, no producía una reducción de la carga compresiva de la columna vertebral. Por el contrario, dicha exploración encontró de manera preocupante que en las personas que utilizaron incorrectamente la faja durante la investigación se aumentó el riesgo de lesión después de que dejaron de utilizarlo, ya que al parecer los músculos abdominales se “mal acostumbran” y pierden por ello la capacidad física necesaria entre otras cosas para evitar los movimientos extremos de la columna, además el uso de fajas muy ajustadas puede producir tensión temporal en el sistema cardiovascular. Las fajas generan un sentido de falsa seguridad, lo que lleva a los usuarios a intentar alzar cargas que superan sus propias capacidades físicas.

Otras afecciones notadas fueron que la faja empuja el diafragma hacia arriba, lo cual disminuye la contracción de los músculos de la espalda. Aumenta la rigidez de los segmentos de la columna vertebral en la zona lumbar. Con el calor y/o la humedad, la faja genera picazón, hinchazón y si no es aflojada termina presionando y generando mayores molestias. Puede producir molestias digestivas (eructos, arcadas, etc) en forma acentuada luego de comer, sobre todo si es en forma abundante.

 

Es importante que en la legislación argentina vigente en materia de seguridad e higiene, ley 19587 decretos reglamentarios y sus modificaciones, no hay consideración alguna de la faja lumbar como elemento de protección personal, lo que genera que en la práctica, su implementación en un ámbito laboral determinado dependa sólo de la decisión empresarial aplicada en cada caso.

No menos relevante es la postura evidenciada por una de las más importantes instituciones argentinas en la materia, el Instituto Nacional de Ergonomía Argentino (InEA), para quien ya no existe controversia respecto a la utilidad o no de las fajas lumbares: no son elementos que ejerzan una acción preventiva.

 

 

Estas razones y en general la falta de evidencias científicas, nos llevan a NO considerar la faja o protector lumbar como elemento de protección personal y a recomendar que el uso del dispositivo no sea obligatorio.

De manera concluyente, la investigación planteada propone prioritariamente como respuesta efectiva para la minimización de los riesgos osteo-musculares de la columna vertebral en la manipulación de cargas, el rediseño del ambiente de trabajo, el rediseño u organización de las tareas y/o el entrenamiento para la aplicación de las técnicas ergonómicas para el levantamiento seguro de cargas (ejemplo: levantar sin flexionar el tronco y haciendo el esfuerzo con las piernas).

Si el trabajador por voluntad propia decide utilizar la faja lumbar debe conocer las siguientes recomendaciones:

Fomentar el fortalecimiento osteo-músculo-articular.

Capacitarse en lo relacionado a higiene postural.

Seguir las recomendaciones sobre buenas prácticas en el manejo manual de cargas.

En caso de jornadas de trabajo con manipulación permanente de cargas, integrar en los quehaceres diarios para hacerlos habituales, el establecimiento de rutinas de gimnasia laboral en los trabajadores, para el estiramiento, relajación y fortalecimiento muscular.