La vida cotidiana está rodeada de peligros, en todo lugar, desde el hogar al trabajo, en los lugares de esparcimiento, de educación y en todo lugar donde nos encontremos, aún tal vez más, en el camino a ellos.
Los peligros y los riesgos, representan una probabilidad de sufrir un accidente o contraer una enfermedad profesional, por ello, saber reconocer los riesgos es la base de nuestro desarrollo.
Los accidentes de trabajo en general, varían en función a la frecuencia, a la gravedad y a las consecuencias, pero de cualquier forma dejan consecuencias. Lo mismo se puede decir de las enfermedades laborales.
Lo expuesto lleva como consecuencia directa a comprender la importancia de la Seguridad y la Higiene en el trabajo.
“Art. 4º: – la Higiene y Seguridad en el Trabajo comprenderá las normas técnicas y medidas sanitarias, precautorias, de tutela o de cualquier otra índole que tengan por objeto:
- proteger la vida, preservar y mantener la integridad psicofísica de los trabajadores;
- prevenir, reducir, eliminar o aislar los riesgos de los distintos centros o puestos de trabajo;
- estimular y desarrollar una actitud positiva respecto de la prevención de los accidentes o enfermedades que puedan derivarse de la actividad laboral.”
La alta competitividad de las empresas las ha llevado a desarrollar programas de Higiene y Seguridad en el trabajo con el fin de aumentar la productividad y la calidad entre otras variables que interesan a las empresas en función a su desarrollo, junto con la contaminación ambiental y la ecología.
Esto constituye un verdadero reto que deben estar preparados a enfrentar quienes comienzan este camino, el utilizar la prevención como herramienta principal de la seguridad, será desde ahora una cosa habitual. Corregir problemas, ver los riesgos y eliminarlos aunque no haya habido a la fecha referencia de accidentes por riesgos similares. Quienes hacen seguridad deben tratar de adelantarse a los problemas, no ir solucionando problemas, si esperamos que se produzcan los accidentes para evitar futuros, estaremos siempre detrás del problema, no quiere decir que esto no deba hacerse, por supuesto que hay que corregir las condiciones que llevan a producir accidentes con la finalidad que no se repitan, pero es también fundamental que analicemos los riesgos antes que produzcan accidentes, poniendo así el caballo delante del carro.
A continuación se detallan riesgos a tener en cuenta:
Riesgos psicosociales:
Perjudican la salud de los trabajadores, causando estrés y a largo plazo enfermedades cardiovasculares, respiratorias, inmunitarias, gastrointestinales, dermatológicas, endocrinólogas, músculo esqueléticas y mentales. Son consecuencia de unas malas condiciones de trabajo, concretamente de una deficiente organización del trabajo.
Lugares de trabajo:
El emplazamiento, el diseño, la estructura material y los elementos que componen los edificios son factores que condicionan la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores. Como tales, deben ser gestionados preventivamente.
Riesgo biológico:
La prevención del riesgo biológico en el trabajo debe evitar las exposiciones laborales capaces de originar algún tipo de infección, alergia o toxicidad.
Riesgo eléctrico:
La electricidad se utiliza en casi todos los entornos laborales y se tiende a olvidar que es muy peligrosa. Las tareas que puedan suponer exposición al riesgo eléctrico, ya sea de los técnicos electricistas o por contacto «accidental», requieren ser identificadas para aplicar medidas de prevención específicas.
Incendio y explosión
Evitar los incendios, conocer los principios básicos de la prevención, la detección y la extinción, así como la evacuación de los edificios, son deberes sociales. El nivel de riesgo debe ser evaluado en todo centro de trabajo y también aquí es necesaria la intervención de los delegados de prevención.
Iluminación:
Una iluminación inadecuada en el trabajo puede originar fatiga ocular, cansancio, dolor de cabeza, estrés y accidentes. Además, puede ser causa de posturas inadecuadas que generan, a la larga, alteraciones músculo-esqueléticas.
Micro-clima: Temperatura, humedad y ventilación en los lugares de trabajo.
La inmensa mayoría de los espacios de trabajo pueden y deben tener un ambiente confortable. La legislación dispone que el micro-clima en el interior de la empresa sea lo más agradable posible y, en todo caso, adecuado al organismo humano y al tipo de actividad desarrollada.
Ruido
Si el ruido de tu puesto de trabajo te obliga a levantar la voz para hacerte entender a un metro de distancia, probablemente está expuesto al riesgo de sordera. Si te parece que «te has acostumbrado» al ruido, es porque estas sufriendo una pérdida de audición.
Radiaciones
El uso de las radiaciones ionizantes, está muy reglamentado, debido a su alta capacidad de afectar a la salud humana. Para que los trabajadores puedan trabajar con estas radiaciones, se ha de seguir minuciosamente la reglamentación preventiva, y una estrecha vigilancia dosimétrica de su exposición y de su salud.
Esfuerzo físico y postura
Cansan, pero también pueden originar lesiones osteomusculares, se manifiestan en dolor, molestias, tensión o incluso incapacidad, resultado de algún tipo de lesión en la estructura del cuerpo.
Trabajo con pantallas o computadoras:
Cualquier puesto de trabajo en el que habitualmente o durante una parte del trabajo se utilice un equipo con pantalla,ya sea una computadora o en vigilancia con pantallas, puede provocar fatiga visual, enrojecimiento, visión borrosa y hasta dolores de cabeza, esto se debe al enfoque que realizamos a la pantalla, el ojo naturalmente esta diseña para ver de lejos, no tanto tiempo en un mismo objeto.
El trabajo nocturno:
Exige mantener al organismo activo en momentos en los que necesita descanso, y a la inversa. Además, los turnos colocan al trabajador fuera de las pautas de la vida familiar y social. Todo ello provoca un triple desajuste entre el tiempo de trabajo, el tiempo biológico y el tiempo social.
Es importante tener en cuenta el pictograma de la Norma 704 de NFPA, que está referida a riesgos ya mencionados identificados con los colores AZUL (riesgo para la salud), ROJO(riesgo de incendio), AMARILLO (riesgo de radiactividad) y BLANCO(riesgos especiales).