Rómulo y Remo: los fundadores de Roma
Autor: Belén Otero
1° Año de T. S. en Turismo
(Patrimonios de EAAyO)
Roma, ciudad capital de Italia. En el transcurso de su historia, como capital del Imperio Romano, se constituyó en una de las primeras grandes metrópolis de la humanidad, centro de una de las civilizaciones antiguas más importantes. Influenció la sociedad, la cultura, la lengua, la literatura, el arte, la arquitectura, la filosofía, la religión, el derecho y la moral de los siglos sucesivos.
¿Cómo fue que Roma llegó a ser lo que es hoy?
Los orígenes de esta civilización yacen en el mito y la leyenda: el mito y la leyenda son relatos que se divulgan en forma oral, de una generación a otra. Son narraciones que nacen espontáneamente como una expresión colectiva de una etnia o pueblo, debido a una necesidad de crear una imagen del mundo y una necesidad de manifestar una fe. Un código que en definitiva le dé unidad.
El origen de Roma es un mito, una narración concreta que explica una parte de la realidad; puede ser un fenómeno natural como la lluvia, el tiempo o también un sentimiento humano como el amor o la venganza.
La tradición romana cuenta que la civilización comenzó con el hijo del héroe troyano Eneas (hijo de Venus y de Anquises) quien habría fundado la ciudad de Alba Longa sobre la orilla derecha del río Tíber. Sobre esta ciudad latina reinaron muchos de sus descendientes hasta llegar a Numitor y a su hermano Amulio. Éste destronó a Numitor y, para que no pudiese tener descendencia que le disputase el trono, condenó a su hija, Rea Silvia, a ser sacerdotisa de la diosa Vesta para que permaneciese virgen.
A pesar de ello, Marte, el dios de la guerra, engendró en Rea Silvia quien dio vida a los gemelos, que llamó Rómulo y Remo. Cuando éstos nacieron; el hermano del rey al temer que los infantes le arrebataran el derecho al trono decide en un ataque de furia arrojarlos a los hermanos a las aguas del río dentro de una canasta que encalló en la zona de las siete colinas situada cerca de la desembocadura del Tíber en el mar.
Una loba, llamada Luperca, se acercó a beber y al encontrarlos les recogió y amamantó en su guarida del Monte Palatino hasta que, finalmente, les rescató un pastor cuya mujer los crió. Ya adultos, los mellizos repusieron a Numitor en el trono de Alba Longa y fundaron, como colonia de ésta, una ciudad en la ribera derecha del Tíber, en el lugar donde habían sido amamantados por la loba, para ser sus Reyes.
Se dice que la loba que amamantó a Rómulo y Remo fue su madre adoptiva humana. El término loba, en latín lupa, también era utilizado, en sentido despectivo, para las prostitutas de la época.
El mito también nos cuenta como Rómulo mató a Remo. Cerca de la desembocadura del río Tíber habían siete colinas: los montes Aventino, Celio, Capitolio, Esquilino, Palatino, Quirinal y Viminal. Rómulo y Remo discutieron sobre el lugar en el que fundar la ciudad y decidieron consultar el vuelo de las aves, a la manera etrusca.
Rómulo vio doce buitres volando sobre el Palatino y Remo sólo divisó seis en otra de las colinas. Entonces Rómulo, para delimitar la nueva ciudad, trazó un recuadro con un arado en lo alto del monte Palatino y juró que mataría a quien osase traspasarlo. Remo le desobedeció y cruzó con desprecio la línea, por lo que su hermano le mató y quedó como el único y primer Rey de Roma. Este hecho habría ocurrido en el año 754 a. C., según la versión de la historia oficial de la Roma antigua.
A diferencia del mito de los gemelos, lo que en verdad se sabe es que Roma fue fundada en forma progresiva por la instalación de tribus latinas en el área de las tradicionales siete colinas, mediante la creación de pequeñas aldeas en sus cimas, que terminaron por fusionarse (entre los siglos IX y VIII AC). La historiografía contemporánea considera errónea la antigua tradición romana de atribuirle la fundación a un único personaje como fue Rómulo; más histórica es la figura del rey etrusco Lucio Tarquinio Prisco quien le dio a Roma una verdadera fisonomía ciudadana gracias a su obra urbanizadora (finales del siglo VII AC).
Aun así sabiendo los verdaderos hechos de la fundación de Roma y que estos relatos buscaban brindar una respuesta a lo que todavía la ciencia no había podido explicar con precisión, la historia es considerada casi verídica por su influencia en el pueblo y su paso a través del tiempo.
Es una historia sagrada, con elementos como la fraternidad, compasión, tragedia entre otros. En ella se encuentran los principios que gobiernan la conducta, la fe y moralidad del histórico pueblo romano.