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Franquicias, lo más parecido a un negocio perfecto

La franquicia es un acuerdo comercial entre dos partes. Por un lado, la empresa franquiciadora, que es propietaria de un negocio de éxito. Por el otro, el franquiciado, una persona física o jurídica que paga por explotar ese negocio en un ámbito geográfico y por un periodo de tiempo determinado. Así de fácil. Y así de complejo.

Podemos encontrarlas en todas partes y en todos los sectores: restaurantes, cafeterías, tiendas de moda Compañías tan sólidas como Mc Donalds, Subway, Zara, Burger King, Prune, crecen cada día a través de la franquicia.

Ventajas de la franquicia

Es importante entender que franquiciador y franquiciado comparten intereses desde el primer momento. La inmensa mayoría de enseñas que franquician son proyectos empresariales serios que pretenden crecer y llegar a constituir una gran red de establecimientos. De ahí que su éxito pase por el de sus franquiciados.

Cuando la franquicia es de una marca muy consolidada, las ventajas son más evidentes. No sólo porque los consumidores ya la conocen, sino porque la capacidad técnica y organizativa de una gran compañía siempre es mayor.

El franquiciado, además, se encuentra con que lo más difícil de poner en marcha una empresa ya está hecho: definir la idea de negocio y la oferta de productos o servicios, buscar proveedores y establecer acuerdos con ellos, adquirir el equipo necesario.

Una empresa franquiciadora, además, ha de aportar un concepto de negocio novedoso: por el producto o servicio en sí mismo, por la forma de comercializarlo, por los servicios añadidos ésa suele ser la clave de su éxito.

Pero por encima de todo, la mayor ventaja de la franquicia es que la idea de negocio ya ha sido probada con éxito. Por eso es importante asegurarse antes de que la enseña tenga una red importante de franquiciados ya consolidada o, como mínimo, un primer establecimiento que haya demostrado su rentabilidad.

¿Cómo funciona?

Cuando una empresa franquiciadora entra en contacto con un potencial franquiciado, su primera obligación es ofrecerle una completa información precontractual por escrito en la que consten:

Inversión con contraprestaciones

El franquiciado tiene que hacer un pago inicial al franquiciador -el canon de entrada– y aportar luego periódicamente un porcentaje de los beneficios en concepto de royalties por derechos de explotación. Algunas franquicias desglosan también del canon de entrada un importe para hacer publicidad de la marca.

El franquiciado también asume la inversión en el local, que tendrá que tener las características indicadas por la empresa en cuanto a ubicación, tamaño, decoración, etc.

Las obligaciones del franquiciado, sin embargo, van más allá de lo estrictamente económico. Las más importantes son: