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Gana Trump, Youre Fired.

Por Federico Pronesti

Todavía con las aguas removidas, podemos decir que el mundo este año dio un pasó más hacia la derecha.

Gana Trump, sí. Pero también se fue Dilma, Peña Nieto sigue siendo presidente, perdió la paz en Colombia, ganó el Brexit. China sancionó la ley de Ciberseguridad. Los partidos de ultraderecha en Grecia, Francia, Alemania y Holanda ganan lugar en los respectivos parlamentos.

¿El mundo se volvió loco? No. El mundo ya vivió en más de una ocasión esta situación. La introducción de nuevas tecnologías producen de manera indefectible ganadores y perdedores en el entramado social en los países. La revolución digital terminó con el trabajo de innumerables cantidad de trabajadores, que hoy no tienen capacidad de adaptarse a una nueva economía. Inventos como Uber generan más eficiencia en la economía, pero también desocupación. El dueño de Uber festeja, los conductores de Uber también… los taxistas seguro que no. Y así con muchas nuevas tecnologías. YouTube acabó con las disqueras. Netflix, con los canales tradicionales. Y así sigue la cuenta…

Ese grupo de personas que quedaron fuera del mercado laboral o que sólo pudieron adaptarse de manera mucho más precaria que antes hoy vota por Trump, apoya a Temer, vota por el Brexit. Es una nueva revolución económica. Tal como pasó con el petróleo en el principio del Siglo XX.

Que gane Trump significa la victoria de la parte más anticuada de la economía norteamericana, esa que espera que vuelvan las fábricas al cinturón de óxido y aquella que espera que Trump logré retornar a USA a la «edad de oro». La administración de Obama no estuvo a la altura de su época para administrar el cambio tecnológico para evitar que la clase media sufra por demás el cambio tecnológico.

Aquello que yo adelantaba en La Realidad supera a la Ficción el sábado pasado se sucedió, los medios masivos de comunicación expresaron más un deseo que una realidad. El marketing del partido demócrata falló más por obstinación interna que por la habilidad de Trump. Los trabajadores industriales norteamericanos perjudicados por la nueva revolución tecnológica le hicieron pagar y caro a la más pura representante de la administración anterior que hizo poco para solucionar sus problemas. Quizás hoy la elección hubiera sido distinta si la candidata no era Hillary: Its the economy, stupid.