24 noviembre, 2024

Estados Unidos es el único país donde el voto popular no necesariamente escoge a su Presidente y Vicepresidente. La clave para entender su sistema es el Colegio Electoral y el número mágico de 270 votos electorales necesarios para ganar. 

Este martes se lleva a cabo una de las elecciones presidenciales más importantes del planeta, donde alrededor de 250 millones de estadounidenses en edad de votar deberán decidir a quién sentarán en la Oficina Oval: a la demócrata Hillary Clinton o al republicano Donald Trump. Sin embargo, el sistema electoral que sustenta la votación y su resultado no es tan simple como el de  México.

Estados Unidos es el único país donde el voto popular no necesariamente escoge a su Presidente y Vicepresidente. Un sistema que tiene una historia de 229 años y lo hace uno de los más complejos entre las naciones desarrolladas.

Creado en 1787 por los autores de la Constitución estadounidense, la clave de este sistema es el Colegio Electoral, con el cual los estadounidenses no votan por los candidatos en sí, sino que realizan una elección indirecta en la que los ciudadanos emiten sus votos para los electores.

¿Pero quiénes son estos electores? Se trata de 538 personas, nominadas por los propios partidos políticos, que son los que votarán en nombre de los 50 estados del país y el distrito de Columbia (sede de la capital), para elegir a la fórmula ganadora.

Cada estado tiene un número de electores de acuerdo a su población, que se determina de acuerdo con el censo más reciente; y por esta razón algunos resultan claves e incluso podrían decidir la elección, como California (55 con votos electorales), Texas (38), Florida y Nueva York (29), Pensilvania e Illinois (20), y Ohio (18).

Así, cada ciudadano de un estado deposita su papeleta con el voto a un candidato presidencial, y lo que están haciendo es pedirle a su elector correspondiente que vote en el colegio electoral por su aspirante. Aunque no hay una ley que obligue a esa figura a respetar el sufragio popular, históricamente suelen elegir de acuerdo con el resultado de las urnas.

Al menos así lo hace la mayoría de los estados (48), que otorgan sus votos electorales al candidato que obtuvo la mayoría absoluta de los votos populares, y las excepciones son Maine y Nebraska, que reparten los votos del Colegio Electoral mediante un sistema de representación proporcional.

El número de electores es igual al resultado de los 435 congresistas de la Cámara de Representantes, los 100 senadores y los tres delegados que aporta Columbia. De esta manera, Clinton y Trump necesitan una mayoría de 270 votos para ganar las elecciones.

Lo más común es que el ganador del voto electoral sea también el vencedor en el voto popular; sin embargo, en cuatro ocasiones en su historia no ha sido así. El último caso se dio en las elecciones del nuevo milenio.

En el 2000, George W. Bush perdió el voto popular frente a Al Gore. En aquella ocasión el republicano obtuvo 0.51% menos votos que su rival, pero ganó la carrera presidencial al conseguir 271 votos electorales, frente a los 266 que obtuvo el demócrata.

El resultado preliminar de la contiende electoral se da en la noche del día de la votación, y en la mayoría de los casos cuando se tiene una proyección sólida; no obstante, los datos oficiales se darán a conocer el lunes siguiente al segundo miércoles de diciembre (que este año será el día 19), fecha en las que los electores se reúnan en los parlamentos estatales para emitir su voto.

Después, los estados envían después los votos certificados al Senado, donde sin abrirlos se ordenan y depositan en dos cajas, las cuales se abrirán el 6 de enero para el recuento durante una sesión en el Congreso en la que se declara a los ganadores.

Una vez que se declaró a los aspirantes ganadores, será el 20 de enero cuando Presidente y Vicepresidente electos tomen sus cargos.

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