«Originalmente el dulce de leche se comía y se preparaba en Indonesia, en el sudeste asiático, y de allí fue llevado a las Islas Filipinas, alrededor del año 1500».
En ese entonces, las Islas Filipinas estaban bajo la corona española, por lo que los navegantes filipinos del Pacífico exportaron el manjar a América, sobre todo a la zona de Acapulco, México.
«Y desde allí, el dulce de leche comenzó a multiplicarse por todo el continente, cada uno produciendo su propia versión».
El dulce de leche llegó a nuestro continente tras un largo viaje de miles de años. Llegó de la mano de recetas que trajeron los europeos y que habían evolucionado a través de los siglos de las primeras reducciones de leche con azúcar practicadas en la India.
Llegó a las colonias de las Américas entre los años 1600 y 1700 para, luego, recibir denominaciones como manjar blanco, arequipe, cremita de leche o dulce de leche. Por esto se lo llama Dulce de Leche Colonial.
En Chile se empezó a consumir desde la época colonial, se empezaron a importar algunos frascos que llegaron hasta Mendoza.
Tras la llegada del Ejército de los Andes a Chile en 1817, se produjo la difusión de este producto chileno hacia el Río de la Plata y Perú, y que el principal responsable de su promoción fue precisamente el libertador argentino José de San Martín a quien, en lugar de la lechada, se le ofreció «manjar» para atenuar el amargor y endulzar su mate. A San Martín, reconocido sibarita, le gustó de tal forma el «manjar» que se llevó varios frascos en la Expedición Libertadora del Perú (1820-1824) para él y sus hombres. En su retorno hacia La Plata, se llevó otros frascos junto con la receta para producirlo.
Una clásica historia más reciente dice que en 1829 a 65 kilómetros de Buenos Aires, en la se le atribuye su creación a la criada de Juan Manuel de Rosas, que lo produjo por accidente, al abandonar la olla de lechada o leche hirviendo con azúcar creando así el dulce de leche. Esta historia se popularizó y al igual que el dulce de leche en la Argentina, entonces la Secretaría cultural de la nación solicitó que el dulce de leche lleve el sello de “Patrimonio Cultural, Alimentario y Gastronómico Argentino”.
¿Por qué eligieron a la Argentina? Porque en esta cultura se desarrolló como parte de hábitos masivos. Aquí el dulce de leche es institución y se hace de una manera determinada, aprobada por la Secretaria Cultural de la Nación.
En Argentina, el Código Alimentario Argentino estipula y exige los requisitos mínimos para que un producto pueda llamarse «dulce de leche». A su vez, el dulce de leche elaborado en Argentina está hecho a base de leche de vaca, azúcar, chaucha de vainilla (o esencia artificial de vainilla) y una pizca de bicarbonato de sodio.
Hay distintos tipos de dulce de leche, el Clásico o tradicional (sirve para untar), el repostero (para tortas), el dietético (con bajas calorías), el Alfajorero (para rellenar alfajores y conitos) y el heladero (para hacer helado).