Rafael Nadal y Roger Federer protagonizaron la final más larga en el Wimbledon 2008, que acabó con victoria del español por 6-4, 6-4, 6-7, 6-7, 9-7, con 4 horas y 58 minutos de partido. Pero queda lejos del partido más largo de la historia.
En el 2010, John Isner y Nicolas Mahut, también en Wimbledon, disputaron un larguísimo partido de 11 horas y 5 minutos que finalizó con la victoria de John Isner. El resultado fue de lo más inverosímil: 4-6, 6-3, 7-6(7), 6-7(3) y 70-68 jugado en 2 dias.
Después de ser portada y sensación del torneo, acabaron con unas estadísticas demoledoras: 183 juegos, 980 puntos, 215 saques directos, 490 golpes ganadores y, por increible que parezca, 3 breaks.