El Museo Nacional del hombre forma parte del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, creado en diciembre de 1943. En 1973, el Estado Nacional adquiere su sede actual en el barrio de Belgrano, en donde alberga el Museo, la Biblioteca, la Videoteca y las áreas de investigación.
El MNH se inauguró en 1983 con la exposición “Cultura Mapuche en Argentina”. Su misión es rescatar, investigar, conservar, difundir y exhibir sus colecciones de etnografía, arqueología y artesanías, principalmente de la Argentina.
En la exhibición permanente “Pueblos Originarios: Presente y Pasado” se busca compartir con los visitantes el presente y el pasado de las poblaciones indígenas que habitan y habitaron lo que hoy conocemos como el territorio argentino, con el fin de incentivar al conjunto de la sociedad al conocimiento y respeto por la multiculturidad.
EL MUSEO
En la entrada, que es un pequeño hall, van a encontrar toda la folletería e información del museo e incluso cuenta con venta al público de distintas piezas de joyería que hacen hoy en día los descendientes de distintas tribus en distintos tipos de materiales, plata, acero quirúrgico, etc.
Una vez que ingresamos a las salas del museo nos encontramos con tres pequeñas habitaciones, que son, juntas, la exposición permanente con la que cuenta el establecimiento. En ellas encontramos desde puntas de flechas, lanzas, boleadoras, hasta los jarrones que utilizaban como urna funeraria en la que, luego de desarticular metían a sus muertos. También tienen una de las hachas con las que enterraban a los dignos guerreros.
Tienen incluso varías canastas y tejidos, carteras, mantas, y la guía también, nos explicó que cada tipo de tejido representaba a un animal diferente. Además conservan un telar, en el que indican como las señoras de las tribus hacían sus tejidos.
El museo cuenta con una vitrina exclusiva para lo que son, o fueron, instrumentos musicales, en el que incluso se permite tocar el Kultrún, instrumento antiguo mapuche, por supuesto hecho con cuero y madera. Es una especie de tambor y es ceremonial.
Además se conservan vasijas, que tenían hasta cara de animales, platos de comida con cubiertos que han sido cubiertos por la tierra hasta quedar como una piedra. Varias piezas de la joyería que a los pueblos originarios les gustaba utilizar, entre otras cosas.
Lo más atractivo e interactivo del museo es el sector de las máscaras de madera, que son parte de la cultura de la tribu Chiriguano-Chané, de Chaco.
Además, la sala es súper interactiva, niños y adultos pueden probar las máscaras, verlas, jugar. Lo que permite que todos se empapen en la historia de la tribu, que quizás no es de las más populares, y uno adquiera conocimientos incluso disfrutando de tocar lo que antes han tocado ellos. El museo, además, cuenta con muestras temporales, la última fue desde las vacaciones de invierno hasta el miércoles 17 de octubre, la muestra temporal era sobre los Guanacos.
“GUANACOS DE LA ESTEPA, pasado, presente y futuro”
Además, han tenido muestras sobre: “La navidad peruana a través de la mirada de sus artesanos”, “Gauchos y paisanas a caballo de la tradición”, “Un día en el mercado. Abasto, tradición y sentidos”, “Fotos en el cuerpo, fotografía, memoria y archivos”, “Arte popular polaco”, “Objetos poderosos”, entre otros.
El museo también cuenta con distintas actividades, por ejemplo el lunes 22 de octubre hay un evento de Mayores en acción, “El oficio del arqueólogo”.
Pero además han tenido actividades y talleres, para todas las edades como: Alfarero por un día, Arqueología en juego: El misterio de las historias, proyección “El último Malón”, proyección “Mujeres de la Mina”, proyección “Boliviana”, “Tres mujeres fotógrafas”, entre otras.
Además durante las vacaciones se realizan distintas campañas con actividades para que todos se involucren y conozcan más sobre la historia de los pueblos originarios.
En cada visita guiada, se hace una actividad diferente para que el grupo pueda poner un poco en práctica lo que aprendió hasta el momento, en mi caso, disfrute de una pequeña clase de moldeo de arcilla, para hacer mi propia careta. Didáctico y llevadero, se mezcla la historia con el entretenimiento y es un buen lugar para aprender y crear. Pero sobre todo para disfrutar, se puede ir en familia ya que el ambiente es relajado y entretenido, es corto así que los chicos no se aburren, y con todas las actividades que se pueden hacer durante el recorrido la visita termina siendo agradable y dinámica.