La mayoría de las personas desde que tienen uso de razón y conciencia empiezan a tener deseos, metas y sueños que quisieran cumplir. Muchas veces impulsados por la búsqueda de satisfacer determinadas necesidades.
Cuando somos pequeños tenemos millones de sueños y deseos, basados generalmente en las cosas que vemos como fantásticas y maravillosas como profesiones por ejemplo, quien no soñó alguna vez ser astronauta para volar a la luna, bombero para rescatar personas y animales, cantante o policía, maestro para enseñar a otros niños?. A media que vamos creciendo algunos de nuestros sueños van cambiando, surgen nuevos proyectos y objetivos a alcanzar y tal vez desde la visión de otras personas que cargan con su historia, los trajines de su vida cotidiana, frustraciones y demás, son sueños irreales, ilógicos o demasiados ambiciosos, pero ¿quien puede decirte lo ambicioso de tu sueño? ¿Quien puede ponerle un techo a todos tus proyectos y metas? Nadie, ni siquiera vos mismo debes hacerlo, debes luchar siempre por lograr las cosas que siempre quisiste y proyectaste porque los sueños no se cumplen por arte de magia, los sueños se construyen, se construyen con sacrificios, trabajo y perseverancia, el camino hacia la realización de nuestros objetivos no siempre es fácil vamos a enfrentarnos con adversidades y desmotivaciones que tenemos que superar, con gente negativa que va a intentar desanimarnos, van a aparecer miles de piedras en nuestro camino pero depende de nosotros y solamente de nosotros tener la firmeza, la fuerza y la convicción para poder continuar en busca de nuestros sueños a pesar de todo.
En mi caso personal desde muy pequeño como muchos de otros niños soñaba con ser bombero, claramente desde que tengo recuerdos admiraba a esas personas, eran como súper héroes para mí, miraba entusiasmado cada cosa que tenga que ver con eso, con lo que yo quería ser, pero a diferencia de lo que pasa muchas veces cuando crecemos que es perder esa fascinación, olvidar esos sueños y tal vez remplazarlos por otros, en mi caso perduro en el tiempo y mis ganas por querer lograr mi gran sueño estuvieron siempre presentes.
Con el pasar del tiempo transitamos por diferentes etapas la vida y cuando estamos a punto de abandonar nuestra adolescencia llega un momento casi critico donde debemos decidir nuestro futuro, donde damos el punta pie inicial de lo que queremos para nosotros. Debemos elegir que estudiar, que hacer, de que trabajar, empezamos a tomar decisiones propias que día a día van a ir marcando quienes somos y como nos paramos frente al mundo y siendo tan chicos estas decisiones muchas veces se tornan difíciles de tomar y nos encontramos con situaciones difíciles de afrontar.
En mi experiencia personal llegado ese momento de mi vida, influenciado y aconsejado tal vez por los adultos que me rodeaban comencé una formación para mi futuro, iniciando mis estudios en comercio internacional, rápidamente conseguí trabajo en un oficina del rubro y fui adquiriendo conocimientos y creciendo dentro de la empresa ya que lógico era un joven entusiasmado con muchas ganas de crecer y aprender, pero un día así tan repentinamente, casi como obra del destino, mientras regresaba a mi casa después de un día de trabajo, veo pasar delante mío a toda velocidad un camión de bomberos abriéndose paso entre los autos con sus balizas y sirenas, transportando a esos bomberos que denotaban fuego en sus miradas y la más fría de las calmas en su sangre, yendo quien sabe a dónde, pero sin dudas con determinación de ayudar a los demás y en ese instante el tiempo para mi prácticamente se detuvo y me quede boquiabierto como ese niño que solía ser, admirando con fervor lo que sin duda más me apasionaba y despertaba mis deseos más grandes de pertenencia, en ese momento automáticamente me pregunte a mí mismo, ¿qué quiero hacer y ser en mi vida? ¿Sentarme en una oficina era realmente lo que me completaba y hacia feliz? Claramente no, mi corazón sin dudas se aceleraba al sonar de la sirena y la adrenalina invadía mi cuerpo al ver eso que me apasionaba, pero entendía también que perseguir mi sueño era dejar algunas cosas de lado, el tiempo invertido en mis estudios, el trabajo que había obtenido, era básicamente empezar de cero. Miles de otras preguntas y dudas me invadieron, ¿que iban a pensar mis padres? ¿Y si no funcionaba? Entre tantas otras, pero la más importan fue ¿debo intentarlo, dejar todo y perseguir mi sueño? A lo que me respondí a mí mismo ¿Por qué no? Y fui tras ese sueño. Fue un camino largo y difícil, con miles de adversidades y momentos difíciles en los que pensé que no iba a lograrlo pero siempre mi convicción y mi motivación fue más grande, y día a día fue construyendo mi sueño, sueño que hoy cumplí y me hace pensar que tome la mejor decisión de mi vida y me enseño a siempre luchar por lo que queremos lograr, a vencer obstáculos y superar metas.
Hoy pasado un tiempo me veo reflejado en los niños que nos miran asombrados como yo lo hacía, hoy me encuentro del otro lado, soy yo el bombero que muchos pequeños sueñan con ser y si en alguno de ellos ese deseo perdura en el tiempo, les diría sin dudarlo que no resignen su sueño, que trabajen y se sacrifiquen por él, porque no hay satisfacción más grande que cumplir un sueño de vida.